[1] Según noticias de su nieto, Andrés de Tapia y Sosa, se sabe que participó también, junto a su padre, en las conquistas de Nueva Galicia y Nueva Vizcaya, y que vendió su hacienda en México por 60 mil pesos[6] para financiar su participación en la conquista de Nuevo México.
Con el fin de evitar mayores conflictos, pidió al adelantado permiso para abandonar Nuevo México y regresar a la metrópoli novohispana, el cual le fue denegado inicialmente, consiguiéndolo tras una segunda petición.
Oñate temía que la deserción de Sosa motivara el abandono del asentamiento español, así como las denuncias que podía esperar de Sosa a su vuelta a México, por lo que le concedió el permiso para partir a la vez de ordenar una emboscada dirigida por el maestre de campo Vicente de Zaldívar y Mendoza en la que fue brutalmente asesinado junto con el capitán Pablo de Aguilar.
Dichos asesinatos fueron justificados por el cronista Gaspar de Villagrá como castigo por traición y deserción, acusándolos por ello de ser quienes encabezaron los amotinamientos.
[1] Los cargos a Sosa y Aguilar no consiguieron ser justificados por no haber abandonado el asentamiento, aún habiendo conseguido el permiso por parte del adelantado Oñate.