Alonso de Alvarado

Contento, Alvarado regresó al Perú en busca de más hombres; pasó luego a Lima, para pedir al marqués Pizarro autorización para iniciar una entrada y fundar un pueblo en Chachapoyas.

En el trayecto los indios le presentaron lucha, pero Alvarado logró la amistad de algunos pueblos mientras que otros persistieron en resistir.

En 1538 Alvarado retornó a la región y realizó la segunda fundación de Chachapoyas, como más adelante veremos.

Chachapoyas fue, desde su fundación, una ciudad-puerto de la que partieron numerosas expediciones hacia la selva.

Aunque el entusiasmo ante la apetitosa recompensa comandara sus sueños, sus empresas se vieron frustradas por insospechados enemigos: el hambre, las enfermedades, los indios y la selva misma.

Algunas veces se le buscó al norte, desde Chachapoyas; otras, desde Quillabamba; en otras ocasiones, algunos exploradores más recientes ubicaron su rastro (que posteriormente "perdieron") en la selva central e inclusive en Colombia.

Bajó por Huamachuco a Trujillo, donde evitó que los vecinos, temerosos de los incas rebeldes, abandonaran la ciudad.

Partió luego a Lima que se hallaba sitiada por las fuerzas de Quizu Yupanqui; al llegar allí ya las tropas incaicas se habían retirado tras la muerte de su caudillo en combate.

Con grandes esfuerzos Alvarado llegó a Huarochirí, donde se les sumaron refuerzos dirigidos por Gómez de Tordoya y Rodrigo Nieto.

Repuesto de las pérdidas, y con 500 hombres a su mando, continuó su marcha subiendo los Andes.

Ignorando estos sucesos, Alvarado salió de Jauja y continuó su marcha hacia la ciudad imperial.

Una vez fundada esta ciudad, se convirtió en el centro de la expediciones hacia la selva de Perú, desde donde partían misioneros, soldados, comerciantes, fundando ciudades en la Amazonía peruana, llevando la civilización hispana y construyendo la usanza europea.

Alvarado retornó a Chachapoyas con más gente, no sin antes tener en el trayecto encuentros bélicos con las fuerzas de Illa Túpac, el incansable caudillo inca, quien no sería sometido sino hasta 1543.

Nuevamente tuvo Alvarado que dejar Chachapoyas al ocurrir sucesos graves en Lima (aunque esta vez no dejó totalmente despoblada la villa, a la que nunca más volvería).

La Real Audiencia envió entonces a Alvarado al Cuzco con los cargos de Corregidor y Justicia Mayor.

Hernández Girón, protagonizó lo que se conoce como la “última sublevación de los encomenderos en el Perú”.

La arcabucería gironista causó severos daños en el ejército de Alvarado, quien sufrió una derrota apabullante.

Pudo huir a Lima, donde vivió sus últimos días sumido en la más profunda melancolía, sin decir apenas palabras.

Alonso de Alvarado. Fundador de la ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas .