[3] A esta situación los italianos la denominaron la Vittoria Mutilata (en español, la victoria mutilada) debido a que consideraron que Reino Unido y Francia no hicieron lo suficiente para apoyarlos en sus reclamos territoriales.
[8] Aunque Sonnino apoyaba la campaña de prensa que reclamaba la entrega de Dalmacia al Reino de Italia, el Gobierno no exigía aún su entrega, usando la publicidad simplemente para que el Gobierno vienés accediese a entregar el Trentino y Trieste, sus verdaderos objetivos en aquel momento.
[9] Las conversaciones entre Sonnino y el embajador austrohúngaro Macchio no lograron sus frutos,[7] ya que este último utilizó una táctica dilatoria para retrasar las posibles compensaciones territoriales a Italia.
[12] Mientras y secretamente, sin embargo, Sonnino había dado instrucciones al embajador italiano en Londres, el marqués Imperiali, para que entablase conversaciones con la Triple Entente y expusiese las condiciones en las que Italia estaba dispuesta a entrar en la guerra de su lado.
[13] Sonnino se mostró especialmente interesado en mantener secretas estas conversaciones paralelas y en ocultarlas al Gobierno serbio.
[13] A partir de ese momento, Sonnino mantuvo negociaciones paralelas con los dos bandos enfrentados.
[14] Italia explicó su deseo de obtener Dalmacia no por su población italiana, sino por razones estratégicas, para controlar el Adriático.
[16] Sazónov, sin embargo, no accedió, considerando estas contrarias al principio de nacionalidad por el que supuestamente estaban combatiendo.
[17] La opinión pública rusa se preocupaba por el destino de las poblaciones eslavas y especialmente por la serbia, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso creía que no aceptaría las concesiones que Italia exigía.
[19] En Londres Asquith redactaba una propuesta que reflejaba la postura rusa, como última oferta para los italianos.
[22] Francia y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda presionaron entonces al zar Nicolás, que ordenó ceder a Sazónov, a pesar de sus aprensiones sobre lo correcto del pacto.
[21] Las concesiones al Reino de Italia se agrupan en cuatro sectores, definidos con precisión variable:[29] A Serbia se le prometió: A Montenegro se le adjudicaban: Asimismo, aunque sin mucho detalle, se prometió al Reino de Serbia: La ciudad adriática de Fiume, objeto de duras disputas en la posguerra entre Italia y Yugoslavia, quedaba asignada «a Croacia, Serbia y Montenegro».
[30] Sonnino, a pesar de haber firmado el pacto con la Entente, alargó las negociaciones con Viena.
La futura partición del Imperio otomano se decidió entre los tres socios originales de la Triple Entente, sin tener al comienzo en cuenta a Italia.
[29] A cambio Italia reconocía los acuerdos anteriores franco-británicos, en especial el Tratado Sykes-Picot.
[36] Los italianos respondieron solicitando la frontera definida en el tratado con pequeñas modificaciones y añadiendo la petición de poder anexionarse Fiume, que produjo una disputa exagerada.
[36] La agitación nacionalista en Italia, permitida por el Gobierno, había colocado a este en una situación que le impedía ceder en su demanda por la ciudad, a pesar de no haber sido reclamada anteriormente.
[37] Los italianos expresaron su deseo de negociar únicamente con Serbia y Montenegro como aliados suyos durante la contienda, pero no con representantes del enemigo derrotado, categoría en la que englobaban a los representantes del nuevo Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos.
Un delegado, el esloveno Ivan Žolger, había sido incluso ministro del gabinete austriaco durante la guerra.
[40] En septiembre, sin embargo, el tratado con Austria fue favorable a Italia, que logró la frontera de los Alpes como se había le prometido en Londres en 1915.
[42] En el Tratado de Lausana que puso fin a la guerra Italia conservó la posesión del Dodecaneso.
[42] Las colonias alemanas, por su parte, fueron repartidas como mandatos durante la ausencia italiana, saliendo el Reino Unido muy beneficiado, seguido de Francia.