Empezó su carrera como secretario del abogado Jules Ferry, en el antiguo departamento de Sena.
Tras diez años en ese trabajo, pasó a trabajar para los departamentos de Aube, Doubs y Norte.
Tras ello pasó a ser ministro plenipotenciario en Túnez.
En 1886 pasó a ser embajador de Francia en Madrid.
Pronto se convertiría en una figura importante en la diplomacia, participando en la formación de la Entente Cordiale y siendo un miembro representativo de los diplomáticos que trataron de resolver la Guerras de los Balcanes.