Batalla de Caporetto

[1]​ Las fuerzas del Imperio austrohúngaro estaban también agotadas en sus posiciones defensivas,[2]​ viéndose obligadas a sostener en simultáneo una lucha contra Rusia en el frente oriental y mantener numerosas unidades desplegadas en la región del Trentino para impedir nuevas ofensivas italianas.

[3]​ Por su parte, los mandos austrohúngaros temían que, si no tomaban la iniciativa y mantenían su estrategia casi puramente defensiva, la debilidad de su línea condujese pronto a su ruptura.

El combate utilizó nuevas formas de teoría militar elaboradas por los estrategas alemanes y aplicadas por primera vez contra los italianos.

[5]​ Esas elucubraciones preveían concentrar pequeños grupos de soldados que rompieran la línea del frente enemigo en una distancia máxima de uno o dos kilómetros (normalmente las ofensivas se desarrollaban en unos treinta kilómetros) y que penetraran rápidamente en la retaguardia enemiga, y ya en esas posiciones amenazaran las tropas que no se habían movido desde el frente, considerando que en el montañoso teatro de combate (los Alpes) era inviable desplegar grandes masas de tropas en un solo ataque.

Para ello, la táctica alemana postulaba no atacar por la línea del río Isonzo, situada en el llano, sino aprovechar las alturas alpinas para caer sobre las líneas italianas.

[7]​[8]​ Los austrohúngaros, por su parte, participaron con otras tantas divisiones al mando de Svetozar Boroević, que debían atacar Gorizia.

Tras un cese temporal del bombardeo, este se reanudó algunas horas después, con el concurso de los obuses.

[17]​ Hacia las 12:30 las primeras unidades cruzaron el Isonzo y a las 13:15 se apoderaron de Caporetto.

La niebla permitió además a los austroalemanes avanzar por los valles[10]​ en vez de entretenerse en dominar las alturas, como era habitual en el combate en la montaña.

[19]​ En los valles la resistencia italiana, minada por el gas, fue mínima y permitió que a medianoche los atacantes hubiesen alcanzado[10]​ casi todos los objetivos fijados para el día y la vanguardia hubiese penetrado veintisiete kilómetros en las líneas enemigas.

[22]​ El 27 los austro-alemanes se adueñaron de Cividale y siguieron avanzando hacia Údine, que tomaron al día siguiente.

[17]​[10]​ Las divisiones de caballería del 2.ª Ejército italiano, que formaban la retaguardia, fueron apresadas por el enemigo.

[37]​ Los italianos sufrieron en la batalla 10 000 muertos, 30 000 heridos y 293 942 prisioneros;[35]​ se calcula además que otros cuatrocientos mil soldados desertaron.

[39]​ El reparto del material capturado al enemigo originó, por otro lado, tensiones entre los dos imperios vencedores en la batalla.

La presidencia del Gobierno pasó a Vittorio Orlando y el alto mando militar fue remozado.

[40]​ El descalabro le permitió al nuevo Gobierno destituir del mando supremo a Luigi Cadorna.

El alto mando italiano había repartido máscaras antigás pero de mala calidad, así como escasa munición de artillería, lo cual causó que al momento del ataque los defensores italianos no pudieran reorganizarse tras el primer impacto.

El mismo día 24 los alemanes y austrohúngaros aprovecharon la brecha abierta en Caporetto y se lanzaron hacia las llanuras para destruir a las fuerzas italianas allí estacionadas, avanzando 25 kilómetros e invadiendo territorio de Italia propiamente dicho, por primera vez desde el inicio de la guerra.

Cadorna ordenó que las fuerzas bajo su mando lanzaran contraataques a nivel local, aunque el Regio Esercito no disponía prácticamente de reservas móviles para apoyar tales contraataques y menos todavía para liberar a las unidades atrapadas en el masivo cerco austroalemán, siendo que sólo una retirada general pero organizada podría evitar un desastre.

En esa misma fecha Cadorna fue retirado del mando por orden directa del primer ministro Vittorio Emanuele Orlando y fue reemplazado por el general Armando Diaz, quien logró reorganizar las fuerzas en retirada pese a los ataques austroalemanes y formó una nueva línea de defensa en el río Piave el 12 de noviembre, deteniendo la ofensiva austroalemana que ya había sobrepasado sus líneas de abastecimiento.

Entre los generales italianos, dirigidos por Luigi Cadorna, se encontraba también el futuro mariscal de Italia Pietro Badoglio, de participación destacada en la Segunda Guerra Mundial y que, al igual que muchos otros mandos militares, abandonaron sus posiciones y se dieron a la fuga en Caporetto.

[41]​ El término «Caporetto», tras esta batalla, cobró un significado especial en Italia y designaba una terrible derrota.

Infantes austrohúngaros al asalto en la línea del Isonzo.
Repliegue italiano tras el Tagliamento tras los combates en torno a Caporetto.
Tropas austrohúngaras tras cruzar el río Isonzo, octubre de 1918.