Postojna es conocida sobre todo por sus cuevas, que tienen una longitud de 20 km, y el Castillo Predjama (Predjamski Grad).
También relacionado con el Karst (en italiano Carso), el museo Notranjski muzej Postojna conserva hallazgos arqueológicos, históricos y geológicos de primer orden.
Siempre ha estado en el eje de comunicaciones terrestres que unía Viena, Maribor, Liubliana y Trieste, constituyendo la única salida al mar en el Imperio austrohúngaro.
Tras la Primera Guerra Mundial, Postojna, como toda la zona del Litoral esloveno, perteneció a Italia (entre 1918 y 1945).
A lo largo de esta zona fronteriza, el ejército italiano construyó numerosos Búnker y muchas cuevas fueron interconectadas mediante túneles.