José María Arizmendiarrieta Madariaga ( Markina-Xemein , Vizcaya , España, 22 de abril de 1915 – Mondragón , Gipuzkoa , España, 29 de noviembre de 1976) fue un sacerdote católico vasco e impulsor de las empresas cooperativas de la Corporación Mondragón , ubicadas originalmente en el País Vasco y actualmente extendidas por todo el mundo. [1] A fecha de 2021, es el segundo grupo empresarial de economía social de España, aglutinando a noventa y ocho cooperativas, ocho fundaciones , una mutua , diez entidades de cobertura y siete delegaciones internacionales, distribuidas en cuatro áreas: finanzas, industria, distribución y conocimiento . [2]
Arizmendiarrieta era seminarista en Vitoria cuando en 1936 comenzó la Guerra Civil Española , por lo que fue movilizado por el Gobierno Vasco. Debido a su conocimiento de la lengua vasca , fue destinado a la redacción del nuevo periódico Eguna, donde permaneció hasta la entrada de las tropas de Francisco Franco en Bilbao . Fue detenido por ellas, y de nuevo movilizado por el Gobierno Militar de Burgos hasta el final de la guerra. Tras finalizar sus estudios y su ordenación sacerdotal, fue destinado en 1941 como cura de la parroquia de la localidad industrial de Mondragón, situada en el guipuzcoano valle del Deba, donde permaneció hasta su muerte. [3] Sacerdote pragmático y trabajador, con un gran sentido de la justicia social y la dignidad humana , promovió numerosas entidades y empresas en bien de los trabajadores y de la comunidad en lo que llamó la "experiencia cooperativa de Mondragón". [4] Miles de personas visitan cada año Mondragón para analizar el modelo cooperativo autogestionado de Arizmendiarrieta para la creación y mantenimiento de empleo . [5] Es considerado Venerable en la Iglesia Católica. [6]
José María Arizmendiarrieta, cuyo nombre suele acortarse a «Arizmendi», nació el 22 de abril de 1915 en el modesto caserío llamado Iturbe, enclavado en el soportal de Barinaga, en el municipio de Markina-Xemein , Vizcaya . Sus padres fueron José Luis y Tomasa. Su padre tenía fama de hombre de paz entre sus vecinos. De carácter bondadoso, alegre y decidido, hacía vida social al alero de ferias y cofradías. [7] Su madre era ama de casa con el espíritu de la mujer bíblica : inteligente, ordenada, trabajadora y abnegada. Se ocupaba de la educación de los niños y de la administración del caserío . [8]
José María era el mayor de cuatro hermanos, siendo los otros tres María, Francisco y Jesús. A los tres años sufrió una caída delante del cortijo, lo que le provocó un fuerte traumatismo craneoencefálico, y fue llevado al médico de Markina. Los daños físicos en su vista fueron irreparables: perdió el ojo izquierdo, que le fue sustituido por uno artificial. A los cuatro años comenzó a acudir a la escuela rural anexa a la parroquia, financiada por los cortijos y los vecinos del barrio. Las secuelas del accidente influyeron en el temperamento futuro de José María , así como en la sobreprotección que su madre le dedicó a partir de entonces. [7]
Dada su discapacidad visual y su educación familiar, en lugar de jugar y portarse mal como los demás niños, su carácter era poco expansivo: tímido, callado y observador. José María era un niño inteligente y de escasa fuerza física. El muchacho empezó en consecuencia a adoptar un carácter austero, modesto y práctico, cercano a su pragmática madre, que, pese a ser analfabeta , apreciaba su inclinación por la lectura y la literatura, y le animó, cuando cumplió doce años, a acudir al Seminario Menor de Castillo Elejabeitia. Allí empezó a llevar las gafas que ocultaban su minusvalía, y se afianzó su vocación sacerdotal. En el seminario descubrió un mundo nuevo, pero permaneció fiel a sus orígenes, a la tierra campesina en la que se había criado y donde aprendió de su madre el valor del trabajo práctico para la subsistencia en una modesta casa de campo. Había venido de un entorno monolingüe basado en el uso de la lengua vasca en todos los ámbitos sociales, pero en el seminario estudió sobre todo cultura general en las dos lenguas permitidas, el castellano y el latín . Cuatro años más tarde ingresó en el recién inaugurado Seminario Diocesano de Vitoria. [7]
Arizmendiarrieta estuvo en el Seminario en tiempos de la Segunda República Española , precisamente cuando resurgieron las cuestiones sociales . Los seminaristas, además de estudiar filosofía y teología, estudiaban la encíclica social Quadragessimo Anno de Pío XI . En consecuencia, profundizó en la espiritualidad del Movimiento Sacerdotal de Vitoria, teniendo como tutores especiales a Joaquín Goikoetxeandia y Juan Thalamas. Y asumió el lema del primero: «Sé sacerdote, siempre y en todo sacerdote». Se daba gran importancia a valores como la austeridad corporal , la puntualidad , el silencio , la laboriosidad , la higiene y la presentación . [9]
En el Seminario había dos grupos, el de los más jóvenes e irreflexivos, que jugaban al fútbol y a la pelota vasca , y el grupo maduro, serio y responsable, que pensaba en los problemas del mundo, en la paz y la guerra, o en cuestiones sociales como el hambre y las misiones . Arizmendiarrieta pertenecía a este último. Uno de los sacerdotes más influyentes fue Manuel Lekuona, catedrático de lenguas y arte. Defendió que trabajar por el cultivo de la lengua vasca era un deber urgente de los sacerdotes diocesanos, para impartir la catequesis en lengua vernácula . De hecho, en 1933 varios estudiantes de 2º año de filosofía decidieron fundar el «Tercer grado de la Sociedad Kardaberaz» ( Kardaberaz Bazkunaren hirugarren maila ), y lo dotaron del lema «Siempre adelante» ( Aurrera beti ). Todos coincidieron en que la persona más indicada para redactar sus estatutos era Arizmendiarrieta, quien también redactó su manifiesto fundacional, en el que asociaba la labor de la empresa al ideario renacentista . Asimismo, fue nombrado subdirector de la Sociedad, es decir, el gerente de facto, ya que el Director, conocido como Lekuona, se limitaba a supervisar. Celebraban una media de tres reuniones al mes, a las que se sumaban las ordinarias y extraordinarias. [10]
Tanto Lekuona como José Miguel Barandiaran transmitieron a los seminaristas el valor de la observación crítica , siendo reacios a promover el mero estudio. De esta manera contrarrestaban el romanticismo monástico del Seminario, que tendía a enclaustrar la vocación sacerdotal, de tal manera que según Arizmendiarrieta, “de tanto hablar de las tentaciones del mundo, ellos estaban ausentes e ignorantes de las verdaderas tentaciones: el poder y la comodidad”. [7]
Al iniciarse la guerra civil en julio de 1936, Arizmendiarrieta se encontraba en el caserío familiar de Barinaga disfrutando de sus vacaciones anuales del Seminario, y permaneció allí hasta que fue movilizado por el nuevo Gobierno vasco de José Antonio Aguirre . Pero el tribunal médico militar certificó su incapacidad para el servicio militar activo, y lo destinó a un cuerpo auxiliar, en concreto a la redacción del periódico Eguna (El Día), donde percibía un sueldo mensual como militar. El periódico en euskera había sido creado en enero de 1937 por el nuevo gobierno para comunicarse con la población vascófona, y especialmente con los soldados del frente. Fue miembro de la Asociación de la Prensa de Bilbao, y en mayo y junio escribió también en el periódico bilingüe Gudari (Soldado), dirigido directamente a los batallones de milicianos vascos . En sus artículos se mantenía el ideario antifascista , nacionalista y democristiano de Eguna . Junto a Arizmendiarrieta trabajaron varios compañeros del grupo “ Siempre adelante ” del seminario vitoriano, como Eusebio Erkiaga y Alejandro Mendizabal. El tratamiento de la información buscaba la defensa de la patria vasca y de sus componentes más importantes, la lengua y la religión. Todo ello desde una orientación política democristiana, con insistentes referencias a la justicia social . [7]
En junio de 1937, las tropas sublevadas invadieron Bilbao , y Arizmendiarrieta intentó huir a Francia. Pero temeroso de que tomaran represalias contra su familia, regresó a Barinaga y fue detenido más tarde debido a una denuncia. Pasó un mes en la cárcel acusado de escribir en Eguna y Gudari , y tras un consejo de guerra sumarísimo contra 17 detenidos, sólo 4 se salvaron de ser fusilados, entre ellos Arizmendiarrieta, que declaró que era militar y no periodista. Finalmente fue liberado sin cargos, y movilizado por el ejército franquista, siendo destinado al regimiento de artillería de Burgos . Consiguió permiso para continuar estudiando teología en el seminario de esa ciudad, aprobando y pasando a un nuevo curso. A finales de año se abrió el seminario de Bergara , y Arizmendiarrieta se trasladó allí para continuar sus estudios sacerdotales. [11]
En septiembre de 1939 regresó de nuevo al Seminario de Vitoria , bajo la tutela del profesor Rufino Aldabalde, que había creado unos grupos de trabajo donde consideraba que, tras la convulsión de la guerra civil, la cuestión social era la tarea candente para la nueva generación de sacerdotes. Habían terminado las etapas de " Kardaberaz " y el trabajo en "Eguna ", y en diciembre Arizmendiarrieta fue nombrado por Aldabalde director de la hoja del grupo, que pasó a llamarse "Pax" . En marzo de 1940, la hoja cambió su nombre por "Surge" , y se creó el Movimiento Sacerdotal de Vitoria, donde el apostolado social , especialmente el de la juventud y el obrero, fueron las dos áreas de trabajo en las que participó Arizmendiarrieta en los meses previos a su ordenación . [10]
El 1 de enero de 1941 celebró su primera misa en la iglesia de San Pedro de Barinaga en presencia de sus padres y familiares. En la ceremonia se cantó la misa de Perosi , así como la Nun duzu amandrea (¿Dónde tienes a tu abuela?), a cargo de la admirada presidenta de Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca), Resurrección María de Azkue . Tras lo cual, y aunque pretendía ir a la Universidad de Lovaina , en Bélgica, a estudiar sociología, fue destinado como vicario parroquial a la parroquia de Mondragón, a 30 millas de su propia ciudad natal, que sufría unos niveles inusuales de desempleo y tensiones sociales como consecuencia de la guerra civil. [7]
Llegó a Arrasate (en castellano, Mondragón ) en febrero de 1941, siendo un sacerdote recién ordenado con 26 años. Allí, desde la Edad Media , se trabajaba el hierro en sus forjas y talleres artesanales . Y a principios del siglo XX contaba con una eficiente actividad industrial , dedicándose las empresas a la producción de laminados , perfiles y chapa , tornillería , cerrajería , ferretería, mobiliario metálico , fundición maleable , electrodomésticos , accesorios de tubería de hierro, y mobiliario de oficina . A su llegada, estas empresas empleaban a 1.500 trabajadores, de una población de 8.800 habitantes. [7]
La empresa más importante fue el Sindicato de Cerrajeros con 800 empleados. Cotizaba en Bolsa y contaba con un economato para sus empleados y con una Escuela de Aprendices propia , donde Arizmendiarrieta comenzó a impartir una clase de formación social durante una hora semanal, como capellán de la parroquia de San Juan Bautista. [12] Esta relación con los jóvenes aprendices le llevó a revitalizar la Acción Católica como centro de ocio social, cultural y religioso. Además, creó en 1942 nuevas secciones como la Juventud Deportiva, la Academia de Sociología y la revista Aleluya , destinada a los nuevos reclutas militares. En su afán por el bienestar comunitario, empezó a centrar sus esfuerzos en la formación profesional, como la escuela impartida por el Sindicato de Cerrajeros, fábrica insignia de Mondragón. Sin embargo, sus intentos de potenciar y ampliar la escuela no fueron bien vistos por la dirección. Y Arizmendiarrieta quería socializar los conocimientos y ampliar la posibilidad de formación a los hijos de todos los trabajadores del pueblo. Visitó la Escuela Profesional abierta en Vitoria por Pedro Anitua, y decidió hacer lo mismo, creando una Escuela Profesional en condiciones precarias en 1943, en nombre de la Acción Católica, para lo que contó con donativos y suscripción popular. [3] [13] Se trataba de una escuela privada, no cooperativa, regida inicialmente por un Patronato . Durante los once meses de duración del curso, los alumnos tenían un trabajo remunerado durante cuatro horas por la mañana en una empresa local, y por la tarde iban a clase durante seis horas. [7]
En 1945, por iniciativa de Arizmendiarrieta y a través de Juventud Deportiva, se construyó el estadio de Iturripe, financiado con aportaciones de empresas y de la comunidad local mediante quinielas, rifas, pases para espectáculos, etc. Y siguiendo con su procedimiento de institucionalización de proyectos sociales , él mismo redactó sus estatutos , convirtiéndolo en una sociedad deportiva municipal con una Junta Delegada en la que figuraban las principales autoridades públicas, eclesiásticas y económicas de Mondragón. [14]
En el año 1946, Arizmendiarrieta dio un importante salto cualitativo en la formación, al seleccionar a los once mejores jóvenes que habían finalizado sus estudios de Ciclo Profesional de Grado Superior, para cursar estudios superiores de Ingeniería Industrial , pero se matricularon en la Universidad de Zaragoza , situada a 200 km. Durante el día trabajaban 55 horas semanales en el Sindicato de Cerrajeros, y por la noche estudiaban bajo la tutela de profesores de la Escuela Profesional. Se examinaban presencialmente en julio, y todos aprobaron los cinco cursos. Entre ellos se encontraban los cinco empresarios de lo que en 1956 fue la primera cooperativa , ULGOR. Además, el mismo año y siguiendo su pensamiento de «teología de la realidad», consiguió crear un dispensario antituberculoso en el pequeño centro de salud de la Comunidad de Mondragón . [14]
El año 1947 y los siguientes fueron socialmente convulsos, con reivindicaciones salariales de los trabajadores en varias empresas, con el apoyo y participación de Arizmendiarrieta en la elaboración de los escritos, como obras de apostolado social . Todo ello manteniendo su buena relación con los empresarios, quienes le apoyaron en la creación de la fundación Liga de Educación y Cultura para la promoción del bien común . Pero con el tiempo, surgieron enfrentamientos entre la dirección paternalista del Sindicato de Cerrajeros y los estudiantes de ingeniería. [7]
En 1952 se inauguró la nueva Escuela Profesional de Zaldispe impulsada por Arizmendiarrieta. Se limitó humildemente a ser el auditorio, mientras en el estrado se encontraban el ministro de Educación , el gobernador civil, el obispo, el presidente de la Diputación Provincial y otras autoridades. En el mismo acto recibió sus títulos la primera promoción de Ingenieros Industriales de manos del ministro Joaquín Ruiz Jiménez. [3] Dentro de sus proyectos sociales, en agosto de 1953 se colocó la primera piedra del nuevo complejo de viviendas para obreros del barrio de Makatzena, tras crearse la entidad constructora benéfica «Asociación Hogar Mondragón». Arizmendiarrieta puso en práctica su ideario obrero a través de una vida austera: sin sueldos, viajando en tren con billete de tercera clase o en coches de amigos, y moviéndose por Mondragón con su modesta bicicleta, como hacía la clase obrera. [7]
En 1963 comenzó a sufrir problemas de salud, seguramente fruto de su intensa actividad de los años anteriores: vida sacerdotal, clases, charlas, conferencias, reuniones, visitas a centros de trabajo, atención a personas en su despacho de la Escuela, desplazamientos a los ministerios y entidades oficiales, viajes al extranjero, y su inveterada dedicación a la formación mediante un amplio estudio. No se recuperó del todo, y en febrero de 1967 sufrió una embolia cardíaca , por la que fue intervenido quirúrgicamente en Madrid donde le colocaron una prótesis artificial en el corazón. [7]
Tras varios años de vida normal, en enero de 1973 fue hospitalizado por problemas cardíacos en Bilbao, donde le impusieron un estricto régimen de recuperación, y tras ello regresó a Mondragón en un estado de cierta debilidad. Su estado, sin embargo, era irreversible y en febrero de 1974 tuvo que volver al hospital para ser sometido a otra intervención, dado que la válvula artificial colocada anteriormente se había desnaturalizado con el tiempo y era necesario sustituirla. La compleja operación transcurrió bien, pero durante los días siguientes, Arizmendiarrieta sufrió porque las heridas se infectaron y no cicatrizaron: era la llamada "enfermedad del quirófano". En abril recibió el alta para regresar a Mondragón, donde le curaban las heridas a diario. Sólo su ascetismo sacerdotal explica el silencio con el que vivió el sufrimiento físico que le acompañó tras esta última operación. Curas y medicamentos, sobre todo antibióticos, constituyeron un doloroso martirio que soportó con resignación, mientras, todavía débil, intentaba llevar una vida normal. Tras varios ingresos y altas, a principios de noviembre de 1976 ingresó en el Centro de Salud de Mondragón, donde los médicos decidieron no continuar con el tratamiento de sus heridas para evitarle más sufrimientos. Falleció el 29 de noviembre. [7] [15]
Su cuerpo pudo ser velado durante dos días y miles de personas le rindieron homenaje. El 1 de diciembre se celebró el funeral, presidido por el Ministro de Trabajo y oficiado por 60 sacerdotes. [7]
Hasta 1955 Arizmendiarrieta desarrolló su trabajo en cuatro áreas diferentes, y en todos los casos con criterios de cooperación interclasista:
– Iglesia parroquial , que comprendía el Centro de Acción Católica y la Obra de Ejercicios Espirituales,
– Social , con obras de asistencia social sanitaria a través de consultorios antituberculosos e infantiles, o de construcción de viviendas a través de la Asociación Hogar Mondragón,
– Formativa , representada por la Escuela Profesional, y
– Recreativo , orientado al deporte y al cine con la Juventud Deportiva. [7]
Quedó pendiente el ámbito empresarial, con la participación de los trabajadores en el capital y la gestión de las empresas. Tras trece años de trabajo creativo en los sectores asistencial y formativo, basado más en la acción que en la reflexión, y nutrido de la doctrina social de la Iglesia, Arizmendiarrieta centró su dedicación en la creación de empresas sociales , a las que llamó la «experiencia cooperativa». [16]
Arizmendiarrieta promovía un modelo organizativo abierto, sin distinción de raza , creencia , clase social o sexo , que fuera a la vez participativo e interdependiente y que tuviera algunos elementos comunes, pero también otros específicos de cada sector de actividad. [8]
Entre los elementos comunes se encontraba la Asamblea General de socios, donde prevalecía la democracia de una persona/un voto, sin valorar la antigüedad ni el capital poseído por el socio. La Asamblea elegía a los miembros del Consejo Rector, equivalente al Consejo de Administración, donde cualquier socio podía presentar su candidatura. El Consejo Rector elegía al director gerente , quien a su vez elegiría a su propio equipo directivo. Por otro lado, los trabajadores elegían a los miembros del Consejo Social, equivalente a los sindicatos de trabajadores , en una proporción de un representante por cada veinte socios. Tanto el Consejo Rector como el Consejo Social elegían internamente a su presidente. [8]
Dependiendo del sector, la composición de los socios cambiaba. Así, en las cooperativas industriales sólo eran socios sus trabajadores. En las cooperativas de crédito y de investigación, eran socios los trabajadores y las empresas. En las cooperativas de consumo, eran socios los trabajadores y las empresas, y los clientes eran socios usuarios. Y en las cooperativas de formación eran socios los trabajadores, las empresas y los estudiantes. Todas las cooperativas eran privadas , autogestionadas y ofrecían sus servicios a todo el mercado público . Por otro lado, tanto las cooperativas de investigación como las de formación eran sin ánimo de lucro. [17]
En julio de 1955 ya se habían terminado las casas de la «Asociación Hogar Mondragón», y Arizmendiarrieta promovió entre sus vecinos en la asamblea de socios la creación de la Cooperativa de Consumo de San José . Se trataba de crear una alternativa comunitaria a las exclusivas tiendas de la empresa, como la del Sindicato de Cerrajeros. Todo lo organizó personalmente: participó en la lista de socios fundadores, recopiló la documentación necesaria para formalizar los estatutos , buscó referentes teóricos sobre el cooperativismo para familiarizar a los socios con este modelo empresarial , se ocupó de las gestiones para adquirir un local en el pueblo que sirviera de tienda y redactó los estatutos de la empresa. Lo incluyeron como miembro de la Junta Rectora , y para financiar su compra, Arizmendiarrieta negoció préstamos sin intereses con varias empresas a cambio de que éstas se aprovecharan de la cooperativa como su propio comisariato. [7]
La Cooperativa de Consumo de San José sirvió también de contrapartida laboral al emplear mayoritariamente a mujeres, ya que Arizmendiarrieta dedicó especial atención a la promoción de la mujer. Para ello, amplió una sección docente en la Escuela Profesional, centrada en las 400 trabajadoras solteras que existían en Mondragón. Con el paso de los años se fueron creando más cooperativas de consumo, y en septiembre de 1969, fruto de la fusión de la Cooperativa de San José, con varias cooperativas afincadas en las localidades de Arechavaleta, Amorebieta, Marquina, Guernica, Éibar, Ermua, Matiena y Recaldeberri (Bilbao), se creó la nueva empresa Grupo Eroski. [8]
A principios de 1955, Arizmendiarrieta desistió de hacer más intentos de promover la participación obrera en el capital y la gestión del Sindicato de Cerrajeros. Animó a cinco de sus colaboradores más cercanos a crear una nueva empresa, ULGOR (nombre derivado de las iniciales de los cinco fundadores: Luis Usatorre, Jesús Larrañaga, Alfonso Gorroñogoitia, José María Ormaetxea y Javier Ortubay). [18] La autorización para su creación debía ser dada por el Gobierno de Madrid , y al ser denegada , decidieron comprar en octubre una empresa en crisis de Vitoria, con su licencia industrial para fabricar « aparatos de uso doméstico», fundamentalmente cocinas de aceite de cocina . [19]
En abril de 1956 Arizmendiarrieta bendijo el pabellón donde se ubicaba la nueva empresa Talleres ULGOR en Mondragón, donde además de seguir fabricando las estufas anteriores, lanzaron al mercado un nuevo producto: una estufa de gasóleo copiada al milímetro de un modelo inglés desconocido en España. Asimismo, en verano consiguieron una licencia para fabricar placas de selenio bajo la patente de una empresa alemana. [20]
Arizmendiarrieta se apoyó en jóvenes talentosos que conocía de la Escuela, bajo la premisa de que «para crear cooperativas hay que formar cooperativistas». Por otro lado, los nuevos negocios se promocionaron con una doble lógica: que no existieran previamente en el Valle del Alto Deba, para evitar entrar en competencia con ellos, y que estuvieran ligados a sus conocimientos profesionales adquiridos en el Sindicato de Cerrajeros y la Escuela Profesional. Así, Usatorre y Larrañaga se hicieron cargo de los electrodomésticos , Ormaetxea de la fundición , y Gorroñogoitia de la electrónica . En agosto aprovecharon las vacaciones de verano para trasladar la maquinaria y las matrices de la planta de Vitoria a Mondragón, y en noviembre se inauguró oficialmente el taller. [19]
En 1957, tras el buen comienzo que supuso ULGOR, Arizmendiarrieta, con la participación de antiguos alumnos de la Escuela Profesional, impulsó la creación en Mondragón de la Cooperativa Industrial Talleres Arrasate para reflotar la empresa Talleres Aranzabal, que se encontraba en concurso de acreedores. Los estatutos fueron redactados por él mismo en colaboración con dos abogados madrileños, uno de los cuales era responsable de la Unión Nacional de Cooperativas Industriales. El objeto de la nueva empresa cooperativa era «la fabricación y venta de máquinas, herramientas, troqueles y utillajes». [1]
En agosto de 1958, Arizmendiarrieta acudió en una excursión de alumnos y profesores de la Escuela Politécnica a la Exposición Universal de Bruselas , y aprovechó su primer viaje al extranjero para visitar distintas empresas de automóviles , electrodomésticos y máquinas-herramienta en Francia, Holanda , Bélgica y Alemania. [3] Tras el viaje, decidió poner en marcha una idea que había ido madurando en los últimos años, la creación de entidades cooperativas de crédito. A principios de 1959, redactó dos anteproyectos que se materializarían en la creación de una entidad financiera y otra de asistencia. [21]
El objetivo del Banco de Trabajo (Laboral Kutxa , entidad financiera cooperativa de crédito) era dar cobertura a las cooperativas industriales y de servicios en sus inversiones y crecimiento, y a su vez, canalizar sus beneficios y el ahorro de sus socios. La primera oficina se abrió en octubre de 1959, y además de su función financiera, activó el servicio de Previsión Social para dar cobertura a los 314 socios de ULGOR y de la otra cooperativa industrial "Talleres Arrasate". [1]
En los estatutos que presentó para la aprobación del Banco de Trabajo reforzó la cooperación mutua al proponer que las cooperativas existentes fueran socias de la cooperativa de crédito y que las nuevas cooperativas se incorporaran como socias. De esta forma, reforzaban mutuamente su solvencia . Una característica del Banco de Trabajo desde sus mismos inicios, y hasta la creación en 1991 de la Corporación Mondragón , fue la existencia de dos divisiones: la División Financiera y la División de Negocios. Mientras que la primera desempeñaba las funciones ordinarias de una caja de ahorros , las funciones de la División de Negocios eran autónomas. Por un lado, apoyaba a las cooperativas existentes en materia de internacionalización, gestión y asesoramiento jurídico, y por otro, impulsaba la creación de nuevas cooperativas, tanto en sectores donde ya existían como en otros nuevos como la investigación, el sector primario , y el educativo. [1]
Además de vincular a los trabajadores y a las cooperativas industriales como socios, Arizmendiarrieta quería que el resto de la población se implicase, y para ello se valía de mensajes sencillos y populares. Así, en la inauguración en 1960 de una nueva oficina del Banco de Trabajo, su lema fue “O cuaderno , o maleta ”, es decir, ahorrar para invertir y crear empleo, o emigrar. [4]
Al igual que la entidad financiera, en junio de 1959 se creó la EPSV (Entidad de Previsión Social Voluntaria) conocida como “Lagun Aro” para dar respuesta a la necesidad de protección social de los cooperativistas. El motivo de ello era que al ser trabajadores autónomos , a diferencia de los asalariados, estaban excluidos del Régimen General Público de Seguridad Social. [22] Su función era, por un lado, proporcionar un sistema de cobertura mixto que incluyera las prestaciones del Sistema Público de Seguridad Social a través del Régimen de Autónomos al que estaban afiliados los cooperativistas, y por otro, posibilitar el acceso a las prestaciones propias de Lagun Aro, como la cobertura de enfermedad, desempleo en caso de que una cooperativa estuviera en dificultades, jubilación, viudedad , y asistencia sanitaria complementaria. Al igual que en Laboral Kutxa, las cooperativas eran socias de Lagun Aro. [23]
Arizmendiarrieta procedía de una familia de campesinos de Barínaga, y no entendía el desarrollo social sin el sector primario . Tras la primera cooperativa industrial, impulsó la cooperativa LANA, integrando los sectores ganadero, agrícola y forestal del Valle del Alto Deba. Sería una cooperativa mixta con dos tipos de socios, los productores de los pueblos, y los trabajadores de la cooperativa de transformación. Tras varios años de crecimiento dinámico, se produjo la especialización, creándose tres divisiones: láctea, ganadera y forestal. Con los años, las dos primeras se integraron en el grupo agroalimentario Erkop, y la actividad forestal en la División de Construcción. [23]
A principios de 1961, Arizmendiarrieta comenzó a estructurar la idea de una nueva Escuela Profesional de nivel académico superior en el Valle del Alto Deba, con apertura de centros en las tres principales localidades, Mondragón, Bergara y Oñati, que sumaban en conjunto una población de 50.000 habitantes. Como condición indispensable para el desarrollo del cooperativismo industrial, quería unos alumnos bien formados por los mejores profesores en talleres y laboratorios que se acercaran a los niveles de investigación y desarrollo de los principales países europeos. Y ello facilitaría la interrelación con las empresas. [3] En 1963 se iniciaron las obras de la nueva Escuela Profesional de Iturripe, diseñada para albergar a 1.500 alumnos, que irían alcanzando paulatinamente el título de Enseñanzas Oficiales, de Ciclos Profesionales de Grado Superior, e Ingenierías Técnicas, inaugurada oficialmente en 1967. Una peculiaridad importante era que los socios de la escuela pertenecían a las empresas cooperativas y no cooperativas del valle, teniendo los profesores, y también los alumnos, representación en la Asamblea y el Consejo Rector. [3]
En esa época desarrolló el Proyecto Universitario MEDUO, en el que participaba la Asociación de Escuelas de la Universidad de Oñati , hecho público en 1965, y que tomaba como inspiración histórica la antigua Universidad Sancti Spiritus, creada en 1545 y en funcionamiento hasta 1902. Su planteamiento descentralizador suponía localizar las ingenierías relacionadas con la mecánica , la electrónica y la máquina-herramienta en Mondragón, las titulaciones de comercio y administración de empresas en Oñati , y las químicas vinculadas a la industria textil en Bergara . Además, proponía una universidad «popular y social», que debía prestar atención a la aplicación práctica del principio de igualdad de oportunidades educativas, de forma que fuera un motor de desarrollo mediante la institucionalización de la formación permanente . El proyecto resultó demasiado ambicioso para la época, y hasta 1997 no se constituyó la actual Universidad de Mondragón . [24]
En la Memoria Anual de Laboral Kutxa de 1961, Arizmendiarrieta expuso sus ideas sobre la cooperación intra e intercooperativa como elemento de solidaridad para lograr el progreso personal y colectivo. Propuso un adecuado proceso de capitalización por medios indirectos y, al mismo tiempo, una fórmula imprescindible de desarrollo mediante la concentración industrial. [25]
Los directivos de ULGOR lideraron y desarrollaron la idea, que se tradujo en la constitución de un grupo de marca compartida denominado Ularco, que englobaba a las cooperativas industriales del Valle del Alto Deba. Inicialmente, estaría integrado por las empresas industriales ULGOR, Arrasate, Copreci y Ederlan, constituyendo una unión federal de cooperativas, con una orientación similar a los grupos de empresas capitalistas, con la diferencia de que en estas el poder era vertical y configurado por la mayoría aritmética del capital, mientras que en el Grupo Ularco el poder radicaba en un pacto de cesión de soberanía . [26] Uno de los mayores logros de solidaridad colectiva de Arizmendiarrieta con la creación del Grupo en 1964 fue implantar la «reconversión de resultados» entre todos los socios de las distintas empresas cooperativas, cuando ULGOR consiguió un 30% de beneficios sobre las ventas y en Ederlan fue apenas un 3%. El nuevo grupo empresarial establecía en el artículo segundo de su reglamento que su objeto social era garantizar “los presupuestos de la empresa moderna con el adecuado despliegue técnico, financiero y comercial”. [27]
Arizmendiarrieta desarrolló el proyecto de creación de una cooperativa industrial para los alumnos de la Escuela Profesional con una doble finalidad. Por un lado, facilitaría a los alumnos con recursos económicos limitados la posibilidad de costearse los estudios de Ciclo Profesional de Grado Superior. Y por otro, fomentaría la formación dual a través de clases teóricas y prácticas en la Escuela, y la experiencia de trabajar en una empresa real. [28]
En noviembre de 1965 se iniciaron los trámites para el reconocimiento administrativo de la empresa Alecoop (Cooperativa de Actividad Laboral Escolar), que se oficializó en abril de 1966. El objeto industrial de la empresa era la fabricación y venta de herramientas auxiliares para talleres mecánicos e instalaciones eléctricas para montajes industriales, según encargos o proyectos de estudio propios. Los alumnos trabajarían en régimen de cooperativa durante media jornada, que debía ser compatible con las exigencias escolares de los socios. [21]
En todas las cooperativas, la participación de las mujeres estaba sujeta a derechos iguales a los de los hombres. Pero a mediados de los años 60, la preocupación de Arizmendiarrieta por la emancipación laboral de las mujeres se hizo más patente, ya que el límite de la participación de las mujeres en el trabajo era el matrimonio. En las cooperativas, el vínculo asociativo institucional era el “contrato de sociedad” y no el contrato de trabajo al uso, por lo que las socias solteras lo veían rescindido una vez que contraían matrimonio. Para Arizmendiarrieta, el matrimonio era casi una sentencia de exilio para las mujeres, que las separaba de la vida social, y muchas veces tendía a incrementar los “problemas de pareja”. [1]
Para mejorar la situación, Arizmendiarrieta impulsó la construcción de un pabellón femenino para aulas y laboratorios en la Escuela, que permitiera a las jóvenes alumnas cursar estudios de química y electrónica , y, paralelamente, la creación de una cooperativa industrial de mujeres, fundando en noviembre de 1967 la empresa Auzo Lagun. Su actividad es el servicio de restauración directa, en el que se preparan in situ comidas para colegios, empresas, residencias y hospitales. [22]
Arizmendiarrieta era consciente de la dependencia tecnológica que suponía la adquisición de patentes en el extranjero, y más concretamente la de semiconductores electrónicos en Alemania y la de electrodomésticos en Italia. Por ello, en sus viajes al extranjero analizaba las redes de colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación como base del desarrollo económico y social. En 1965, empezó a incluir sus ideas sobre la importancia de la investigación y el desarrollo tecnológico en las charlas semanales de la Escuela Profesional. Consideraba que la competencia entre naciones era entre las empresas que colaboraban con los laboratorios , por lo que era necesario invertir en capital humano y tecnología. Con su pragmatismo habitual , convenció a varios profesores de la Escuela para que dedicasen parte de su tiempo a la investigación tecnológica aplicada, y tras unos años de pruebas, en 1968 se creó un equipo con autonomía parcial respecto de la Escuela y con proyectos propios. [3]
Posteriormente, animó a las cooperativas del Valle del Alto Deba a contratar proyectos al equipo investigador, y a Laboral Kutxa a liderar económicamente la construcción de un edificio separado de la Escuela Profesional. El doble objetivo era dotarla de capacidad investigadora propia a medio y largo plazo al estilo de los Fraunhofers alemanes , bajo la tutela jurídica de la Escuela Profesional, y eventualmente constituir la primera empresa cooperativa de Investigación Aplicada . En 1973 Laboral Kutxa aprobó el proyecto, y en octubre de 1974 comenzaron las obras del nuevo edificio. La tutela del centro docente se prolongó hasta 1982, cuando Ikerlan tuvo personalidad jurídica propia como cooperativa, siendo socios las empresas del Valle y los propios investigadores. [20] Arizmendiarrieta implicó también a la Administración Pública en la financiación de proyectos genéricos, siendo fuente de inspiración para la colaboración público-privada en el ámbito de la investigación en el País Vasco . [29]
En febrero de 1966, Arizmendiarrieta pasó una semana en Francia visitando laboratorios y fábricas de París, Dijon y Grenoble . Y en septiembre realizó otra gira por Alemania, visitando distintas cooperativas comerciales, de crédito, de consumo e industriales en Bonn , Frankfurt, Stuttgart , Múnich, Hamburgo y Berlín . En ambos casos, regresó con la idea de que Mondragón también podía alcanzar el grado de desarrollo armónico que él había visto, para lo cual era necesario hacerse competitivo en áreas cada vez más amplias. Todo ello sirvió para reforzar su discurso permanente de cooperación. [22] [30]
Las cooperativas se integraron en Grupos Regionales como el Ularco, en función de su proximidad geográfica, y no fue hasta diciembre de 1984 cuando se acometió la reorganización precongresual con un enfoque más empresarial y menos sociológico , creándose el Grupo Cooperativo Mondragón. El proceso culminó en los dos primeros Congresos de 1987 y 1989, aprobándose los principios básicos de lo que actualmente es la Corporación Mondragón . [31] [32]
Arizmendiarrieta, en su búsqueda de justicia social y dignidad humana , no fue un visionario que creaba modelos de negocio por intuición. Tenía amplios conocimientos históricos, empresariales e ideológicos basados en muchos años de observación y lectura. Su singularidad fue que, con mucho pragmatismo, supo ayudar a implementar sus ideas teóricas en creaciones concretas. [33]
Arizmendiarrieta conocía bien los precedentes cooperativos del País Vasco . De hecho, el espíritu de cooperación está muy arraigado desde hace tiempo entre los agricultores, lo que popularmente se conoce como “ Auzola ” ( Trabajo Comunitario ). [34] Se trata de la realización de trabajos gratuitos por parte de los vecinos que benefician a todos; a través de una asamblea de vecinos se decide el lugar, el método y las personas (un socio por cada finca) que los van a llevar a cabo, principalmente la apertura y/o mantenimiento de caminos públicos, iglesias, ermitas o edificios públicos, o según y cuando algún vecino lo necesite. [35]
Por otra parte, en el siglo XX se creó en Bilbao en 1919 la primera cooperativa de consumo, impulsada por el sindicato nacionalista ELA/STV, a la que siguieron otras en Vizcaya. Estas cooperativas también estaban abiertas a los no socios. Y funcionaban según los principios cooperativos de la Rochdale Society of Equitable Pioneers , fundada en 1844 en Inglaterra, y mantenida actualmente por la ACI – International Co-operative Alliance . [36] En el Congreso de Vitoria de 1933, el sindicato acordó fortalecer el movimiento cooperativo, y se crearon también las primeras cooperativas de producción y crédito. [37]
Asimismo, en 1920 el sindicato socialista UGT ayudó a varios afiliados, trabajadores de empresas en crisis, a conseguir el autoempleo creando en Eibar la cooperativa ALFA . [38] Comenzó fabricando armas , y a partir de 1925 también máquinas de coser . Era la mayor cooperativa industrial de la época y su director gerente, Toribio Echevarría, era admirado y querido por Arizmendiarrieta por su profesionalidad e integridad . [39]
Desde el siglo XIII, el valle del Deba y sus siete localidades han estado ligadas a las ferrerías y a la metalurgia . Así, en el siglo XV, gran parte de los 1.900 habitantes de Mondragón se dedicaban a la obtención de palanquillas de acero , que por un lado, vendían y exportaban para la fabricación de armas, y por otro, transformaban artesanalmente en clavos y herrajes . Las ferrerías eran complejas instalaciones que permitían que la energía del agua activara la maquinaria necesaria para producir hierro y acero hasta la Revolución Industrial del siglo XIX, cuando se introdujeron los altos hornos . [40] [41]
Cuando Arizmendiarrieta llegó a la deprimida Mondragón de posguerra en 1941, la empresa más importante era la «Cerrajería SA», creada en 1906 a partir de la fusión de las empresas «Vergarajauregui, Resusta y Cia», de 1869, y «La Cerrajera Guipuzcoana», de 1901. Contaba con 850 empleados en sus plantas de fundición y mecanizado de Mondragón y Bergara, cotizaba en la Bolsa de Madrid y era la impulsora de varias empresas de cerrajería más pequeñas. A mediados de 1948 contaba con 2.000 trabajadores. La segunda empresa en importancia de Mondragón era la «Cerrajería Moderna ELMA», con más de 300 empleados. [42]
En todos los pueblos del Valle del Deba existían numerosas pequeñas empresas industriales, entre las que destacaban dos de tamaño medio. En Bergara se encontraba «La Algodonera San Antonio, SA», creada en 1846, que contaba con 500 trabajadores y se dedicaba a la producción de textiles en gran escala. En Oñati se encontraba «Hijos de Juan de Garay, SA», creada en 1864, y dedicada a la producción de tubos de acero soldados , con 400 trabajadores. [43]
Arizmendiarrieta tuvo siempre un pequeño y austero despacho en la Escuela Profesional, y fue un lector empedernido de temas insólitos para un sacerdote modesto, como los libros del Partido Laborista , o los "obispos rojos" como Antonio Pildain y Vicente Enrique y Tarancón , o los nuevos intelectuales católicos de la ecclesia como la Conferencia Episcopal Española , Iribarren y Rodríguez de Yrre, o el manifiesto comunista de Marx y Engels .
En su búsqueda de una solución religiosa a las cuestiones sociales, comenzó a elaborar sus propios pensamientos, que eran una conjunción de las fuentes clásicas y socialcatólicas del Seminario y las nuevas teorías socialistas y personalistas. Compró libros de pensadores con las dotes necesarias para tener un verdadero impacto mundial, como el activo sacerdote católico Hans Küng , o Jacques Maritain , Emmanuel Mounier , Ortega y Gasset , Jacques Leclerq y los líderes laboristas, y regaló copias a sus discípulos. [9]
Para él, la lectura era una fuente esencial de inspiración, y subrayaba las ideas que le parecían más interesantes en los centenares de libros de su biblioteca particular. Redactó con rigor sus reflexiones sobre el « humanismo pedestre » en 10.495 fichas y escritos. Tras su encarcelamiento durante la guerra civil sólo escribió en castellano, pero en agosto de 1968 volvió a utilizar el euskera en la revista TU Lankide, en un total de hasta 57 artículos, los tres últimos en 1976. [44]
Arizmendiarrieta vivió toda su vida en la austeridad personal, de joven por necesidad familiar y, tras la aparición de las cooperativas, por convicción personal. Vivió con el escaso sueldo de cura de la parroquia. Nunca recibió nada de las cooperativas ni de las entidades que promovía y trabajaba en una pequeña oficina de la Escuela Profesional. No bebía, y comía muy poco. En Mondragón se desplazaba en bicicleta como los obreros, hasta que varios dirigentes cooperativistas se la "robaron", sustituyéndola después por una velosolex (bicicleta con un pequeño motor). Y para los viajes fuera, pedía favores a los amigos o cogía los billetes más baratos. [45]
Pese a ser el promotor de numerosas cooperativas, y a menudo el redactor de los proyectos y estatutos, que defendió personalmente ante las distintas administraciones, renunció a ocupar cargo alguno. En las pocas distinciones individuales que aceptó, incluyó en ellas a quienes le habían ayudado a conseguir sus fines, lo mismo que hizo en las inauguraciones de nuevos pabellones y empresas. [1]
Nunca actuó por intereses personales, y pese a que algunos empresarios clasistas de Mondragón eran detractores del «cura» popular, y recelaban de la participación de los trabajadores en el capital y la gestión del nuevo modelo empresarial, Arizmendiarrieta mantuvo su ideología de justicia social. En 1956 fue amenazado por el Gobernador Civil con el traslado, y él respondió que obedecería la decisión de su superior de la diócesis , pero que no se convertiría en un sacerdote complaciente. [9]
Arizmendiarrieta plasmó sus ideas en realizaciones concretas que involucraron a mucha gente: políticos, empresarios, profesores, jóvenes, etc. Y lo hizo con empatía y respeto hacia todos. Su trabajo diario se basaba en un ejercicio de renuncia, de homenaje, de sumisión, de deferencia, de agradecimiento y de un aura tranquila de autoridad. De joven se desplazaba por el pueblo en bicicleta, por afinidad con los trabajadores. Comía frugalmente, y cuando un encargo de Madrid visitaba Mondragón para un evento, Arizmendiarrieta avisaba a las monjas del colegio para que recibieran a los visitantes con un caldo caliente . [3]
En 1958, el Director de Enseñanza Profesional de Madrid, Guillermo Reyna, visitó Mondragón. Le sorprendió la naturalidad con que los alumnos trataban a Arizmendiarrieta, y le escribió: “Me dio mala impresión que los alumnos no se levantaran, ni saludaran, ni ofrecieran la más mínima señal de deferencia hacia usted, que es su Director, cuando pasamos por la sala donde varios estaban sentados y otros se cambiaban los zapatos”. Arizmendiarrieta, tras disculparse, respondió: “No permito que me traten como Director, porque soy uno más entre los demás de la Escuela. Ha sido un procedimiento que me ha dado buenos resultados hasta ahora”. De hecho, Arizmendiarrieta nunca figuró como Director. [46]
En 1965 llegó el Ministro de Trabajo para otorgarle la medalla de oro al Mérito en el Trabajo, y en los discursos, el Presidente de la Liga de Educación de Mondragón destacó el deseo del cura de desligar su labor de cualquier interés personal, “ sigue siendo tan pobre como cuando llegó hace 25 años, y al igual que entonces, su madre le sigue enviando frijoles y papas del caserío ”. Para concluir, dijo, “ ha creado una mentalidad, una manera de hacer las cosas. La gente ha recurrido a él para todo, y siempre tiene un momento libre, una palabra de aliento, una idea para resolver un problema ”. La respuesta del homenajeado no sorprendió a nadie. No tenía ningún mérito, siempre hablaba en plural, perdiéndose su individualidad en el trabajo anónimo de los cientos de personas que habían trabajado con él en las actividades por las que fue premiado: “ Digo sin modestia que estos méritos que se me han atribuido a efectos oficiales se deben a todos y cada uno de los que han trabajado durante estos pasados años ”. [9]
Desde que Arizmendiarrieta llegó a Mondragón en 1941 con su maleta de madera, hasta que empezó a funcionar la primera cooperativa industrial ULGOR, pasaron 15 años de preparación. El ciclo se inició con la creación de la precaria Escuela Profesional en 1943, donde podían estudiar los hijos de todos los trabajadores, a diferencia de la Escuela de Aprendices del Sindicato de Cerrajeros. Arizmendiarrieta no tenía aún un modelo cooperativo definido, pero sí una idea clara: que el trabajador sólo puede emanciparse a través de la educación y de su propio trabajo. Por ello, fomentaba el espíritu de responsabilidad y de cooperación. [47]
Otras acciones de Arizmendiarrieta fueron la organización de una biblioteca para jóvenes, la organización de círculos de estudio para personas mayores y la fundación en junio de 1943, bajo su dirección, de una Academia Social o de Sociología con inspiración de la Acción Católica. El objetivo de sus círculos o reuniones era “formar a los futuros dirigentes obreros”. Además de su docencia en la Escuela Profesional, Arizmendiarrieta impartió más de dos mil círculos de estudio, unos de formación religiosa y humana; otros de formación social . [48] Esto equivale a decir que impartió al menos una conferencia cada 2,7 días, durante quince años consecutivos, sin descontar días festivos y vacaciones. [49]
En todo caso, la Escuela Profesional era su lugar predilecto de apostolado católico y social . Todos los días a las dos de la tarde impartía su charla de 20 minutos en el paraninfo a profesores y alumnos de 2º curso de Máster e Ingeniería Técnica. Los temas eran diversos y desconocidos para el auditorio, como las cooperativas campesinas koljosianas rusas , la autogestión yugoslava o la cogestión alemana. Además del contenido, sus charlas eran difíciles de entender, debido a su tono monótono y su lenguaje difícil. Consciente de ello, utilizaba citas breves y fáciles de recordar como « El conocimiento es poder », « el conocimiento debe ser socializado para democratizar el poder », « es más fácil educar a un joven que reformar a un hombre », o « dale un pescado a un hombre y comerá ese día; enséñale a pescar y comerá el resto de su vida ». [50]
En los sermones de su misa diaria en la parroquia también utilizaba citas breves para compensar su difícil oratoria. Una vez, los feligreses pidieron al obispado que lo sustituyera porque no lo entendían, pero el obispo no accedió a ello, valorando más su labor social. Y en julio de 1967, cuando fue invitado a Madrid como ponente en los debates sobre el futuro estatuto del cooperativismo español, presididos por el director general de Promoción Social, los asistentes lo escucharon en silencio porque su oratoria les resultaba difícil. Para paliar la situación, el director les dijo: «Tened presente que el padre Arizmendiarrieta piensa en euskera, y lo traduce al castellano». [9]
Arizmendiarrieta lideró a sus colaboradores con el ejemplo. Su currículum vitae de formación , escrito por él mismo, muestra su dedicación a los estudios: “Filosofía y Teología” en el Seminario de Vitoria, “Ético-Social” en la Universidad de Comillas , matriculado en cursos intensivos especiales. Y “Economía” en cursos intensivos en la Escuela Social de Vitoria, de 1948 a 1952. [9]
Mantuvo un estrecho contacto con el Seminario de Vitoria, donde año tras año asistía a los cursos organizados en la Escuela Social. Sus intereses abarcaban desde la economía y la sociología hasta la filosofía y la pedagogía. Entendía su propio papel como capellán de Acción Católica como alguien que espoleaba a otros a hacer el bien, y sobre todo, como educador. Se esforzaba por convencer a los demás, especialmente a los jóvenes, de la importancia de la formación, y repetía a menudo frases como « La enseñanza y la educación son las primeras exigencias de una comunidad, si no se quiere que toda clase de empresas se estanquen o se desarrollen a medias », « El hombre se hace mediante la formación », « Es mejor encender una cerilla que maldecir las tinieblas », o « Sembrar a tiempo es formar profesionalmente a nuestros jóvenes. Éste es el gasto que se transforma en semilla que produce el ciento por uno ». [9] [51]
El argumento de la rentabilidad de las inversiones realizadas en educación aparece muchas veces en los escritos de Arizmendiarrieta. Y su insistencia en la responsabilidad comunitaria de la educación tiene dos raíces. Una es su experiencia personal de la insuficiencia del Estado, y la otra es su idea general de que la sociedad debe tender a la autogestión en todas sus formas, resolviendo por sí misma sus propios problemas. Pero abogó por la formación dual, para no dejar todo el peso del coste de los estudios a la comunidad, sino que el propio estudiante tuviera que asumir una parte. Además, Arizmendiarrieta se oponía a la división de la vida en dos periodos, uno de estudio (a costa de los que trabajan), y otro de trabajo. Pensaba que estudio y trabajo, más que etapas consecutivas, debían constituir actividades combinadas que perduraran. El joven debía combinar estudio y trabajo, y la persona madura debía tener el derecho y el deber de combinar trabajo y estudio. [52]
Arizmendiarrieta creó en septiembre de 1960 la revista cooperativa que él mismo dirigió siempre, “TU-Trabajo y Unión”, llamada inicialmente “Cooperación”. Decía que “El Trabajo es la base firme del desarrollo y la promoción, la Unión es la palanca que multiplica las fuerzas de todos, y la Cooperación es para nosotros un sistema de solidaridad, para hacer del trabajo el instrumento adecuado de progreso, personal y colectivo”. Por ello, insistió en recoger estos conceptos en los Estatutos de las cooperativas. [45]
Concibió la revista como “una invitación constante al diálogo, a la relación y a la cooperación para la aplicación práctica de los postulados de la justicia social en el ámbito empresarial en un clima de libertad y de amor, indispensable en una comunidad de trabajo”. Consideró el trabajo como medio de autorrealización personal y de solidaridad, de superación individual y de superación colectiva, base de una conciencia humanística y social más incuestionable. [53]
Explicó en repetidas ocasiones que el trabajo dignifica a las personas y que los diferentes niveles de desarrollo de las regiones y los países dependen del trabajo. Señaló que un estudio realizado por expertos mostró que en Estados Unidos, la contribución de la naturaleza, la tierra, los bosques, los ríos, los mares y las minas al nivel de desarrollo se estimaba en una octava parte, y que el factor trabajo era de siete octavas partes. [54] El propio valle del Deba, donde se encuentra Mondragón, no destaca por su riqueza natural, pero su desarrollo es impulsado y creado por el trabajo de sus habitantes. [55]
En cuanto a la unión, se la consideraba un signo de solidaridad en una democracia, por lo que las cooperativas debían ser democráticas, en las que cada miembro tuviera sólo un voto. Al mismo tiempo, la unidad exigía la responsabilidad de todos, porque la unidad es la fuerza de los débiles y la solidaridad es una poderosa palanca que multiplica la fuerza. [56]
Arizmendiarrieta buscó la dignidad de los trabajadores a través de la reforma de la empresa, inspirándose en los postulados de la doctrina socialcristiana . Ya en 1933, el programa del sindicato vasco ELA/STV establecía que los derechos del trabajador no se limitaban a un salario justo, por lo que exigía su participación en la empresa, haciéndole partícipe de los beneficios mediante la emisión de acciones del capital, así como reconociéndole como cogerente de la empresa. [57] Tras la Guerra Civil de 1936 los sindicatos fueron prohibidos, pero la doctrina socialcristiana estuvo presente en las organizaciones obreras católicas, ganando mayor desarrollo en la década de 1960. [58] De hecho, fueron los movimientos obreros católicos de Alemania y Bélgica los que, aprovechando la situación de reconstrucción posbélica, habían reclamado con más vigor el acceso de los trabajadores a la gestión de la empresa, a los beneficios y al accionariado , con duras críticas al predominio del capital sobre el hombre. [59]
En 1956, tras quince años infructuosos proponiendo cambios en la dirección del Sindicato de Cerrajeros, Arizmendiarrieta tomó la trascendental decisión de animar a un grupo de jóvenes profesionalmente bien formados a abandonar sus puestos de trabajo bien establecidos en el Sindicato de Cerrajeros para crear una cooperativa. Se propuso hacer realidad sus ideas sobre la primacía del trabajo sobre el capital, sobre la autogestión y sobre la democracia. Por supuesto, las relaciones de Arizmendiarrieta con algunos empresarios empeoraron notablemente, y surgieron dificultades incluso en relación con la Escuela Profesional, donde hasta entonces la colaboración había sido óptima y generosa. Tras el éxito inicial de las cooperativas, en los años siguientes escribió que una de las tareas más nobles y espirituales que se podían emprender era despertar en el pueblo la conciencia de sus propias potencialidades. [60] Era necesario que los trabajadores pudieran revitalizarse con la esperanza de una verdadera emancipación propia a través del trabajo y de la paz cristiana. En adelante, dejó de aludir explícitamente a la reforma de la empresa. [61]
El método de trabajo de Arizmendiarrieta se basaba en trabajar en equipo con jóvenes de su confianza. [62] La labor docente que desempeñó en la primera Escuela Profesional de Zaldispe y la creación de la entidad Juventud Deportiva, así como su participación en Acción Católica, le permitieron conocer a muchos jóvenes entregados. [63] Así, en 1946 seleccionó a once jóvenes para que continuaran por su cuenta sus estudios de Ingeniería Industrial , pero se matricularon en la Universidad de Zaragoza , a unos 200 km. de distancia, y en 1955 cinco de ellos que ya eran profesionales destacados en el Sindicato de Cerrajeros, se animaron a crear la primera cooperativa industrial, bautizada como ULGOR. Su éxito en la creación de nuevas organizaciones desde 1941 a 1955 hizo que los jóvenes implicados se sintieran más seguros, pagando la hipoteca de las casas de los recién casados , para que abandonaran trabajos seguros en la mejor empresa de Mondragón, y se embarcaran en una aventura con un futuro incierto, pero confiados en su mentor . [64]
En 1959 ULGOR crecía con éxito y se había consolidado en el mercado. Desde el principio, los socios habían elegido al ingeniero electrónico Alfonso Gorroñogoitia como presidente del Consejo Rector, y a su vez el Consejo había nombrado al ingeniero químico José María Ormaetxea como director gerente. Pero Arizmendiarrieta tenía en mente la idea de crear una entidad cooperativa de crédito, y tras redactar por su cuenta el proyecto y los estatutos del Banco Laboral, consiguió que los ministerios aprobaran su creación. [65] Para gestionarlo, buscó la honestidad por encima de todo, y propuso a Ormaetxea que fuera su director, pasando de director gerente de una gran empresa a una modesta oficina en la calle Ferrerías, donde comenzó a trabajar con otro empleado. Ormaetxea señaló que " acepté, a pesar de desconocer por completo el negocio bancario , y apenas saber interpretar un balance ". Asimismo, Arizmendiarrieta convenció a Gorroñogoitia para que simultaneara ambas presidencias, dada su alta posición en los Consejos Rector y Social de ULGOR. [17]
En 1965 Arizmendiarrieta impulsó personalmente la cooperativa industrial estudiantil Alecop. Para financiar sus instalaciones solicitó subvenciones a organismos públicos y un préstamo al Banco de Trabajo, que solicitaba avalistas . Arizmendiarrieta se dirigió para ello a varios profesores de la Escuela Profesional, siendo uno de ellos el futuro fundador y director del Centro de Investigación Ikerlan, Manolo Quevedo, " le respondí que firmaría, pero tras obtener el visto bueno de mi mujer, porque ya teníamos tres hijas pequeñas. Avalar una empresa en la que los socios y directivos iban a ser los estudiantes, y los avalistas no tendrían ninguna vinculación, era ciertamente insólito ". [17]
Arizmendiarrieta desarrolló su concepto de empresa humana a través de la acción y la práctica, lo que generó controversias que pueden agruparse en cinco áreas: [9]
– En 1941 Arizmendiarrieta llegó a Mondragón con su ideario de la doctrina social de la Iglesia, donde el obrero encuentra satisfacción en su trabajo como ser humano inteligente y responsable. Comenzó su carrera en la Escuela Sindical de Aprendices de Cerrajeros y en Acción Católica , y en esa época escribió que los obreros veían a la Iglesia al servicio del Estado: «El Ejército, el clero y la Falange (el partido fascista del jefe de gobierno, el dictador Franco) son las tres garras del capitalista». Asimismo, veían a la Iglesia del lado de los vencedores de la guerra civil. Por ello, estableció un catálogo de tres virtudes para el sacerdote que quisiera actuar en el ámbito laboral: libertad, austeridad y diligencia . [9]
– En 1956 estuvo a punto de ser deportado por el Gobernador Civil de Gipuzkoa , al ser considerado el principal responsable de las huelgas obreras de ese año. También en 1965 y 1969, cuando los alumnos de la Escuela Profesional participaron en el «Día de la Patria Vasca » ( Aberri Eguna ), el Gobernador acusó a la Escuela de ser un foco de politización y subversión . Y también en 1969, el Gobernador pretendió «presionar a los arrogantes cooperativistas de Mondragón y conseguir que se rindieran a sus pies, empeñados como están en inconfesables y peligrosos deseos de emancipación, cuya actitud rebelde podría contagiar al resto del País Vasco». [9]
– En 1960 comienzan las primeras críticas por parte de empresarios capitalistas locales y regionales, directamente y también a través de la Cámara Oficial de Industria de Gipuzkoa, que recelaba del crecimiento de las cooperativas. Arizmendiarrieta tenía una excelente relación con muchos empresarios, a los que animó a hacerse socios de la Escuela Profesional, como Juan Celaya, de la empresa Cegasa de Oñati, y José María Altuna, de la empresa JMA de Mondragón. Pero los críticos argumentaban, por un lado, que se estaba produciendo un trasvase de trabajadores desde sus empresas a las nuevas cooperativas, y, por otro, que los beneficios fiscales de éstas eran la razón básica de su crecimiento. (La deducción del 10% del impuesto de sociedades se destinaba al Fondo de Promoción y Empleo para la comunidad.) Este segundo argumento fue recurrente durante muchos años. [9]
– En las cooperativas no existían sindicatos de trabajadores , siendo asumidas sus funciones por el Consejo Social, y en 1966 comenzaron las primeras críticas desde sectores de izquierda y sindicales, sosteniendo que el cooperativismo era una solución insuficiente para la sociedad, siendo el socialismo “desde dentro”. Estos críticos aceptaban como positivos ciertos aspectos del cooperativismo como el gobierno democrático de la empresa a través del principio de un socio/un voto en lugar del control por parte del capital, la imputación del plusvalor del trabajo a la comunidad, y la solidaridad a través de rangos salariales limitados que impedían la formación de clases privilegiadas. Pero su principal objeción era que el cooperativismo parecía ser una forma de sumisión a los principios del libre mercado . [66]
- En 1970 surgieron otras críticas desde la nueva izquierda vasca , vinculada a los diversos grupos de ETA , y sus sucesivas escisiones. Consideraban que había surgido una clase dirigente tecnocrática en las cooperativas, entre las que figuraba directamente Arizmendiarrieta, que se decía cooperativista pero impedía la liberación de la clase obrera vasca. Y ésa, de hecho, fue una de las razones por las que el Ministerio de Trabajo en Madrid había repartido Medallas al Mérito Laboral a los cooperativistas. En 1972 hubo polémicas de esta naturaleza en Alecop y en la "Escuela Vasca" ( ikastola ) de Mondragón. Y en junio de 1974 se produjo por primera vez una huelga cooperativa en las plantas de ULGOR y Fagor Electrónica, a raíz de una nueva normativa de valoración de puestos de trabajo. Tras desagradables incidentes, la huelga acabó con la expulsión de 24 socios, aprobada en Asamblea General. Varios años después se les dio la opción de readmisión, que algunos de ellos aceptaron.
- El cooperativismo también fue criticado por su falta de sensibilidad hacia la cuestión vasca. [9]
– En 1952, tras la inauguración de la nueva Escuela Profesional, recibió la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio de manos del Ministro de Educación, D. Ruiz Giménez. [7]
– En abril de 1966, Mondragón rindió homenaje a tres personalidades nombrándoles hijos adoptivos de la villa: el médico don Mariano Briones, el párroco don José Luis Iñarra y don José María Arizmendiarrieta. Los tres homenajeados celebraban sus 25 años de trabajo en Mondragón. [7]
– En agosto de 1966, al inaugurarse la Cooperativa Industrial Estudiantil Alecoop, el Ministro de Trabajo, Romero Gorria le entregó personalmente la Medalla de Oro al Trabajo. [9]
– La Carretera de Laderas de Olandixo, inaugurada en 1972, donde se ubican Lagun Aro, Ikerlan y Laboral Kutxa, se denomina Paseo José María Arizmendiarrieta. [67]
– En 1992 se inauguró un monumento en su honor en el distrito natal de Barinaga en Markina-Xemein . [68]
– En 1997 se inauguró Arizmendi Bakery en San Francisco, California, que lleva el nombre de Arizmendiarrieta. [69]
– El 6 de mayo de 2009 concluyó la fase diocesana de su proceso de canonización . [70]
– El 14 de diciembre de 2015, Arizmendiarrieta fue decretado como persona de virtudes heroicas por el Papa Francisco y pasó a ser Venerable en la Iglesia Católica. [6]
– En abril de 2016, la plaza Laubide de Mondragón pasó a llamarse plaza José María Arizmendiarrieta, con una placa en euskera y castellano que dice: “José María Arizmendiarrieta (1915-1976). Fundador del cooperativismo Arrasate-Mondragón. Su modelo de trabajo se ha extendido por todo el mundo. Conmemoración de los 100 años de su nacimiento”. [71]
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