Francisco de Rojas Zorrilla

Aprendió a leer con Pedro Díaz Morente, paisano suyo y célebre calígrafo.[3]​ Como hubo problemas por su origen judío con la primera información de don Fernando Peralta y del quisquilloso doctor Álamo, se hizo una segunda.Al prohibirse las representaciones teatrales como duelo por las muertes de la reina en 1644 y del heredero príncipe Baltasar Carlos (1646).Son 44 obras de autoría segura; otras 13, escritas en colaboración: un total de 57 obras que con toda certeza le pertenecen; por otra parte, hay unos diez textos más que presentan problemas de atribución y autoría, incluido alguno tan famoso como Del rey abajo ninguno; además escribió siete autos sacramentales y dos entremeses.Poseedor de una profunda vis cómica, patente en desternillantes comedias como Abre el ojo, creó un nuevo subgénero teatral, la comedia de figurón, con Entre bobos anda el juego o Don Lucas del Cigarral, donde se inicia el tema del viejo que intenta casarse con una dama mucho más joven que él que tanto juego dará, por ejemplo, a Leandro Fernández de Moratín más de siglo y medio después; los neoclásicos posteriores apreciaron este género barroco por encontrarlo muy parecido a la francesa comedia de carácter, propicia para finos psicólogos.Puede ser, por ejemplo, un afeminado, algún personaje demasiado orgulloso de su alcurnia o un viejo que pretende casarse y revivir imposibles juventudes, que es el caso característico de la comedia que ejemplifica este subgénero en el teatro de Rojas, Entre bobos anda el juego o Don Lucas del cigarral.Por ejemplo, en Cada cual lo que le toca presenta a la mujer como vengadora de su deshonra cuando mata al ofensor, y si bien el marido no podía perdonar una vez conocida la falta, Rojas osó hacerlo y el público, no acostumbrado a esos desenlaces, rechazó la obra.Del rey abajo, ninguno, o García del Castañar expone cómo el protagonista confunde con el rey a quien ha mancillado su honor marital, decide matar a su mujer y detiene su venganza hasta que se da cuenta de que en realidad ha sido un noble quien le ha engañado.También escribió Rojas Zorrilla numerosos autos sacramentales, que imitan al gran maestro del género, Calderón, sin lograr sobrepasarle, si bien son interesantes Galán, valiente y discreto, La viña de Nabot y El gran patio de Palacio.Este último, por cierto, se inspira en la comedia de Rojas Donde hay agravios no hay celos (1636) para elaborar su Jodelet ou le Maître valet (1645), que fue readaptado por el dramaturgo inglés William Davenant en su The Man's the Master (1668).La recepción escénica de Rojas fue muy afortunada, salvo en el siglo XIX y XX.Bernardo de Iriarte, quien, a petición del ministro Conde de Aranda tuvo que leerse seiscientas comedias de teatro clásico para encontrar las más arregladas a la poética y compostura dieciochesca, tras salvar veintiún obras de Calderón y once de Agustín Moreto, Rojas Zorrilla fue el tercero con las siete comedias Abre el ojo, Entre bobos anda el juego, Casarse por vengarse, Sin honra no hay amistad, Lo que son mujeres, No hay amigo para amigo y Donde hay agravios no hay celos.Esta última tuvo un particular éxito, no solo en España, sino en el extranjero.Se hizo, eso sí, una zarzuela con música de Amadeo Vives, Don Lucas del Cigarral, fruto de la colaboración entre Tomás Luceño y Carlos Fernández Shaw, estrenada en 1899, que no fue repuesta.En 1978 Adolfo Marsillach resucitó Abre el ojo para la Centro Dramático Nacional, dirigida por Fernando Fernán Gómez, en versión de Caballero Bonald, y fue un éxito.
Primera parte de las comedias de Don Francisco de Rojas Zorrilla, en 1640.
Primera parte de las comedias de Don Francisco de Rojas Zorrilla, obras.
Segunda parte de las comedias de Don Francisco de Rojas Zorrilla, en 1645.
Segunda parte de las comedias de Don Francisco de Rojas Zorrilla, obras.