Édouard Manet

En 1856 abandona el taller ya que consideraba anticuadas las enseñanzas del maestro.

Desde 1850 hasta 1856 Manet se dedicó a viajar por Europa para entrar en contacto con los grandes pintores de su época.

[3]​ Es uno de los personajes del cuadro Homenaje a Delacroix, que Henri Fantin-Latour pintó en 1864.

En agosto de 1865 emprendió un viaje por España, organizado por su amigo Zacharie Astruc, en el que visitó el Museo del Prado y descubrió la pintura barroca española, en particular a Diego Velázquez, que tendrá una enorme influencia en su obra.

Mantuvo buenas relaciones con los jóvenes impresionistas, muy en especial con Claude Monet; aunque siempre se resistió a participar en las exposiciones independientes, prefería ofrecer sus obras al salón y exponerlas en su propio estudio si eran rechazadas.

Por ejemplo, jamás expuso con el grupo y nunca dejó de acudir a los Salones oficiales, aunque le rechazaran.

[4]​ Sus objetivos no eran compatibles con los de los impresionistas, por mucho que se respetaran mutuamente.

En los años sesenta, sin embargo, su pintura de tema español, tan de moda por entonces en Francia, fue bastante bien acogida y en 1861 el Salón aceptó por primera vez un cuadro suyo, el Guitarrista español.

Sin embargo, pese a la aparente unidad del grupo, cada figura es una entidad separada, absorta en su propia actitud o meditación, de manera que ningún tipo de conexión narrativa puede explicar el conjunto.

Pero más escandalosa todavía fue la Olympia, pintada en 1863 pero no presentada al Salón hasta 1865, donde fue rechazada.

[3]​ Manet sustituye en él a una diosa veneciana del amor y la belleza por una refinada prostituta parisina.

Bajo estas circunstancias Manet pintó de él en 1867-68, un retrato a la vez extraño y programático.

Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta pero inteligible.

Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno que liberó al arte de sus miméticas tareas.

Chico haciendo pompas de jabón (1867), Manet presenta la fugacidad de la vida a partir de la imagen de su supuesto hijo con Suzane Leenhoff
Retrato de la señorita Isabelle Lemonnier, por Édouard Manet, ca. 1879, Museo del Hermitage , San Petersburgo.
Olympia , 1863.
Retrato de Émile Zola por Édouard Manet.
Tumba de Manet en el cementerio de Passy de París.