Tenía ideas antisemitas, pues luego «declaró su total adhesión al Tercer Reich en su lucha contra "el comunismo y el judaísmo internacional"», pero no era un antisemita radical.
En 1938, formó parte del Consejo secreto de Asuntos exteriores y pasó a formar parte de las decisiones en la política exterior del Reich.
En abril de 1940, Hitler autorizó la Operación Weserübung contra dichas naciones, pero aunque el resultado final fue un éxito, las pérdidas que tuvo la Kriegsmarine en hombres y equipo, le parecieron inaceptables.
En un combate de dos horas tanto el portaaviones como sus escoltas fueron hundidos, mientras que el Scharnhorst resultó torpedeado por el Acasta y dañado gravemente.
Las diferencias de Marschall con el Alto Mando Alemán sobre esta acción, unidas a los graves daños recibidos en la proa por el crucero alemán torpedeado, provocaron su sustitución como Jefe de la Flota por el almirante Günther Lütjens.
Cuando Hermann Göring fracasó en el intento de derrotar a la Royal Air Force (RAF) durante la Batalla de Inglaterra, Raeder le recomendó a Hitler posponer la invasión, finalmente se canceló.
Después del fracaso de la Operación Rheinübung que supuso el hundimiento del Bismarck, Reader propuso a Hitler la construcción de portaviones para apoyar las acciones navales, que solo se materializaría en el portaviones Graf Zeppelin, avanzado en un 80% pero el cual no llegó a estar operativo.
[10] La relación entre Raeder y Hitler se comenzó a debilitar después de estos acontecimientos.
Adicionalmente la Armada no tenía ningún papel en dicha invasión lo que redundaría en el largo e inconsistente Sitio de Leningrado.
A principios de 1942, Hitler lo reconvino por su aparente impasibilidad ante la situación de los cruceros pesados Scharnhorst, Gneisenau y Prinz Eugen bloqueados en Brest amenazándolo con desarmarlos si no lograba extraerlos del bloqueo, fue el mismo Hitler quien le propuso la Operación Cerberus que finalmente fue llevada a cabo con éxito.