A pesar de que las unidades alemanas fueron camufladas con redes, fueron alcanzadas por bombas británicas en diferentes fechas entre 1941 y 1942.
En julio, el Prinz Eugen fue impactado en el centro destruyendo su central directora de tiro y causándole 50 bajas.
[1] El gran almirante Erich Raeder no había mostrado iniciativa alguna para extraer dichas unidades, continuamente bombardeadas en Brest, y su pasividad había llamado la atención de Adolf Hitler, quien temía que Noruega pudiera ser liberada por los Aliados y requería de todas las unidades navales disponibles para disuadir al enemigo de reconquistar estos territorios.
En dicha reunión se discutieron rutas alternativas, pero Hitler insistió en que fuera por la vía más corta, a través del Canal.
La agrupación alemana sería escoltada durante la noche por Ju-88 nocturnos y por el día habría además Heinkel He-111 equipados con aparatos antirradar.
Las tripulaciones germanas no fueron informadas del destino para evitar cualquier fallo de seguridad.
La suerte estuvo del lado alemán, ya que el submarino británico HMS Sealion estaba en esos momentos recargando baterías y no tenía su radar operando, y además el tiempo se presentaba muy borrascoso, con nubes muy bajas.
La agrupación alemana se desplazó a 30 nudos bajo un tiempo inclemente que favorecía el encubrimiento.
Un avión británico equipado con radar, que justo falló esa noche, no detectó la agrupación que está saliendo del puerto en el siguiente orden: crucero pesado Prinz Eugen y los cruceros de batalla Gneisenau y Scharnhorst, dos destructores en los flancos, uno atrás y el destructor Z-29 con Erich A. Bey a la cabeza de la formación.
Hacia el mediodía la formación alemana estaba frente a Boulogne cuando fue detectada por aviones británicos.
Esmonde pereció y uno a uno los aparatos son derribados tanto por los cazas de cobertura como por la artillería antiaérea.
El Gneisenau y el Prinz Eugen rechazaron el ataque siendo el HMS Worcester alcanzado repetidamente por la artillería alemana.
Por el lado del almirantazgo británico se cometió un error táctico al subestimar la velocidad de la agrupación alemana y las medidas tomadas quedan sin efecto.
Un grupo de aviones bombarderos británicos sembraron minas magnéticas frente a la salida del río Elba, que finalmente derivaron hacia la costa sin resultados.
La propaganda alemana aprovechó este momento para reivindicar los éxitos de la Kriegsmarine por su coordinación y audacia, alabando a Hitler por su genio estratégico.