Demostró muy temprano su interés por la aviación, volando planeadores en un campo improvisado cerca de su ciudad natal.
A continuación se le dio el mando de la escuadrilla III del grupo J-88.
En Sevilla se presentó su sustituto, el teniente primero Werner Mölders, y regresó a Alemania en agosto de 1938, tras dieciocho meses.
En el otro extremo se hallaba el fracasado caza bimotor Me-110, la utilización errónea del Stuka 87 y la carencia germana de bombarderos cuatrimotores de largo alcance.
La aviación alemana había quedado reducida aproximadamente a sus tres cuartas partes desde el comienzo de la batalla.
Durante la batalla de Inglaterra, liderando al grupo 26, comienza a competir con su amigo Werner Mölders por ver quién derriba más aviones.
Después del vuelo, opinó: «Esto no es un paso adelante, es un salto».
El piloto que abatió a Wilhelm-Ferdinand Galland fue el as estadounidense capitán Walker "Bud" Mahurin, en un P-47 Thunderbolt mientras escoltaba a bombarderos B-17 sobre Schweinfurt, Alemania.
[cita requerida] Después de terminar su colaboración en Argentina para desarrollar, en aquellos días, su moderna industria aeronáutica, Galland volvió a Alemania y fundó su propia firma y consultoría de aviación.
Posteriormente se volvería a casar con su segunda esposa, Hannelie, en 1963, con la que tuvo dos hijos, Andreas Hubertus y Alexandra.
Se casó una última vez con Heidi Horn en 1984, con la que permanecería hasta su muerte.
En 1954 publícó sus memorias, Die Ersten und die Letzten (Los primeros y los últimos), que fueron traducidas al español en la Fuerza Aérea Argentina y aparecieron al año siguiente en la editorial barcelonesa AHR con prólogo del general Francisco Fernández-Longoria, jefe del Estado Mayor del Aire.