Esto no solo ahorra tiempo, sino que también evita las potencialmente peligrosas tormentas habituales en esos mares.
El canal tuvo más de 9000 trabajadores en los ocho años que tardó en construirse.
Al día siguiente, se celebró una ceremonia en Holtenau, donde Guillermo II lo bautizó como el canal Kaiser Wilhelm (en honor del Kaiser Guillermo I), y puso la última piedra.
[5] Para financiar la construcción el káiser Guillermo había introducido un impuesto al vino espumoso (Schaumweinsteuer).
Por otra parte, existen regulaciones con respecto al paso de los barcos que vienen en sentido contrario.
También se puede requerir que los buques más grandes amarren en los bolardos provistos a intervalos a lo largo del canal para permitir el paso de los buques que se aproximan.