En navegación marítima, la deriva[1] es la distancia que recorre un barco por efecto de la corriente, es decir, por el desplazamiento de la masa de agua en la que se encuentra.
Su valor se expresa en millas náuticas.
Para su cálculo sobre la carta es necesario conocer el rumbo (Rc) y la intensidad horaria de la corriente (Ihc) que afectan al barco.
Ambos valores aparecen en las publicaciones náuticas conocidas como derroteros.
[2] Para calcular una corriente desconocida mediante dos demoras no simultáneas se utiliza el método Lasheras.