Como era frecuente en época celtibérica y romana, está situado al borde de un barranco que desemboca en la vega del río Ribota.
[3] Junto al alfar se encuentra un área con enterramientos romanos en ataúdes, acompañados de ajuar diverso.
Villarroya, la villa roya o rojiza por el color dominante del terreno, posee un pasado musulmán claro, pese a no aparecer en ninguno de los censos bajomedievales con población morisca.
En el siglo XII, el municipio se fue extendiendo por la ladera sur del castillo hoy conocido como de la Reina, existiendo una sencilla iglesia a sus pies dedicada a Santa María —que pudiera haber sido anteriormente mezquita—, en expansión demográfica por la repoblación de tierras recuperadas a los musulmanes.
El municipio, configurado en torno a los dos castillos, estaba delimitado en esa época por una alta muralla que se ha conservado hasta bien entrado el XX aún se pueden ver dos de sus puertas, llamadas «Baja» y «Sumo Aldea».
Del siglo XVIII es la llamada «Casa Grande», levantada en 1786 por los infanzones Joaquín Lascuevas y Ana María Campillo.
A mediados del siglo XIX, el lugar contaba con una población censada de 1350 habitantes.
En los comienzos del siglo XX, se fundó la fábrica de licores y alcoholes derivada del sector vinícola, ocupando para su actividad una larga franja al sur de la población; sus edificios aún hoy pueden reconocerse, siendo el elemento más representativo la esbelta chimenea de ladrillo fechada en 1921.
Villarroya cuenta con un conjunto urbano formado por un entramado de irregulares callejuelas con recodos y rincones.
En la Edad Media el recinto se encontraba amurallado, conservándose hoy dos accesos, uno a cada lado del pueblo, así como dos torreones defensivos llamados del Rey y de la Reina.
Un devastador incendio arruinó luego la iglesia primitiva, de la que solo se salvó la portada gótica.
Es notable su gran portada monumental en el hastial occidental, realizada en ladrillo aplantillado.
Abre en cinco arquivoltas en arco apuntado, abocinada, con las jambas en derrame y un capitel corrido con decoración de cardinas.
[15] Merece atención la fuente de Villarroya, obra la segunda mitad del siglo XVI construida en piedra arenisca sillar.
Se sitúa en la zona correspondiente a la barbacana defensiva de la antigua muralla.
Entre éstas sobresale la denominada «Casa Grande», construida en 1786, que actualmente cumple funciones de alojamiento y restaurante.