Vía ferrata

Una vía ferrata es un itinerario tanto vertical como horizontal (franqueo) equipado con diverso material: clavos, grapas, presas, pasamanos, cadenas, puentes colgantes y tirolinas, que permiten el llegar con seguridad a zonas de difícil acceso para senderistas o no habituados a la escalada.

En España, pioneros como Antonio García Picazo instalaron las primeras vías ferratas a partir de 1990.

Sobre todo en tramos verticales, ya que si cae el primero arrastraría al segundo.

Si hay anillas o baldas pequeñas donde no cabe toda la mano, son para los pies.

Lo más importante es ir seguro en cada paso, por tanto no se ha de hacer las cosas deprisa.

De hecho, es lo ideal, cuanto más agarre a la roca mejor, aunque esto suele pasar pocas veces si hay peldaños puestos.

Siempre se debe mirar a los que vienen después de uno, para saber si también están en situación cómoda antes del descanso.

En esencia son senderos donde sobre todo se camina y hay clavijas o cadenas que ayudan a avanzar puntualmente.

(Aquí se puede comenzar la ampliación “Vía Ranero II”,  o continuar por el plano antes de salir por el escape).

Después tenemos una zona horizontal con pocos escalones que obligan a apoyarse en presas de escalada para avanzar.

Justo antes del desplome hay otra reunión donde se puede montar un rápel y escapar de la vía.

Si seguimos por el “Ranero II” nos encontramos un slackline o cuerda tensa, con un solo cable como línea de vida y un cinta para pasar en equilibrio.

Cascada Federica en la Ferrata Olmo-Urquiza, Montsec d'Ares.
Mont Aiguille cuna del alpinismo, Francia.
Material imprescindible para realizar una vía ferrata.
Ferrata Foradada del Toscar. Tramo final más fácil.