[5] Por otra parte, los Testigos de Jehová también han considerado que la doctrina trinitaria es triteísta.
[10] Dicha acusación de triteísmo es rechazada enérgicamente por la Iglesia católica y el cristianismo trinitario en general.
Al parecer, estos últimos se dirigieron al papa Dionisio de Roma, quien en una carta enviada hacia 260 defendió el monoteísmo trinitario como la enseñanza más venerable de la Iglesia contra los que dividían y separaban a Dios en tres divinidades.
[15][16] Por otra parte, los arrianos, que negaban la divinidad del Verbo, y los macedonianos, que no reconocían la del Espíritu Santo, acusaban de triteístas a quienes defendían la una y la otra;[3] aunque ni siquiera los arrianos se adherían al monoteísmo estricto,[15] pues paradójicamente, los arrianos anomeos negando la consubstancialidad del Padre y el Hijo habrían dividido la Trinidad en divinidades de diferentes grados, conduciendo a una nueva tendencia triteísta como se desprendería de las enseñanzas de Eunomio refutadas por Gregorio Nacianceno.
[1] Entre los monofisitas el primero en adoptarlo fue el filósofo sirio Juan Acusnage, pero los exponentes principales fueron Conon, obispo de Tarso y Juan Filopón, gramático de Alejandría, distinguiéndose sus seguidores como cononitas y filoponitas.
[15] En el 577, los triteístas fueron excomulgados por el patriarca Damián de Alejandría, quien distinguió la esencia divina de las tres personas y negó que cada una de ellas considerada en particular y con abstracción de las otras dos fuese Dios; no obstante, confesaba que había entre ellas una naturaleza divina y una divinidad común, por cuya participación cada persona era Dios; así, se entiende que concebía a la divinidad como un todo, del cual cada persona no era más que una parte.
[3] A los seguidores de Damián se les llamó damianistas o tetraditas por supuestamente creer en cuatro dioses, cada una de las tres personas y la divinidad completa a la que llamaban autótheos.