George John Romanes acuñó el término darwinismo para referirse a la teoría de la evolución escogida por Alfred Russel Wallace y otros autores.Sin embargo, la mayoría de los biólogos consideraba que era una posición extrema, y se discutieron alternativas como variaciones del neolamarckismo, la ortogénesis (evolución «progresiva») y el saltacionismo (evolución por «saltos» o mutaciones).En esa época, la mayoría de los biólogos aceptaba que los genes situados linealmente en los cromosomas eran el mecanismo de herencia principal, aunque seguía sin estar claro cómo podía ser esto compatible con la selección natural y la evolución gradual.Este problema fue resuelto parcialmente por Ronald Fisher, que en 1918 publicó un artículo titulado The Correlation Between Relatives on the Supposition of Mendelian Inheritance,[1] que mostraba, con un modelo, cómo la variación continua podía ser el resultado de muchos locus discretos.Se suele considerar que esto es el punto inicial de la síntesis, ya que Fisher proporcionó un modelo estadístico riguroso para la herencia mendeliana, satisfaciendo las necesidades (y los métodos) de las escuelas biométrica y mendeliana.Se enfrentaban así con los neolamarquistas, que abogaban por la ley lamarquista del uso y el desuso.Hoy el término neodarwinismo se asocia a la síntesis evolutiva moderna de los años treinta.Poniendo a un lado argumentaciones no científicas como los movimientos creacionistas, que niegan la evolución (tales como la propuesta del diseño inteligente); las críticas fundamentadas dentro del ambiente científico, plantean que la teoría sintética no explica satisfactoriamente algunos procesos biológicos.En el siglo XX los trabajos de Kroptokin fueron ignorados por la ciencia occidental ya que la URSS también apoyaba su idea de la comunidad (socialismo) y apoyo mutuo, después con la era genómica estos trabajos se han retomando para complementar la teoría simbiogenética de Margulis como la hipótesis del Rey Rojo o el paradigma del mutualismo-parasitismo-continuo.