Lamarckismo

En su libro Filosofía zoológica (1809) Lamarck propuso que las formas de vida no habían sido creadas ni permanecían inmutables, como se aceptaba en su tiempo, sino que habían evolucionado desde formas de vida más simples.

Esta herencia no sería ni directa ni individual, sino que sería tras largo tiempo de estar sometidos a parecidas circunstancias y afectarían al conjunto de los individuos del grupo sometido a esas circunstancias.

La síntesis (neodarwinismo) formulada en los años 1930, según la cual, la vida evoluciona a consecuencia de mutaciones aleatorias en el ADN fijadas por la selección natural, es considerada, por la mayoría del estamento académico, más satisfactoria para explicar la evolución.

La Naturaleza habría obrado produciendo las formas más simples (la creencia general en aquella época era que la vida surgía por generación espontánea, siendo Pasteur quien, a mediados del siglo XIX refutara tal creencia) y la evolución habría actuado complicando sucesivamente la organización de estas formas, diversificándolas y dotándolas de órganos que en principio serían rudimentarios, hasta la complejidad que presentan los organismos en la actualidad.

[17]​ Sin entrar en valorar las posibilidades que Lamarck hubiese tenido en su época de protagonizar con éxito un enfrentamiento directo con la Iglesia y la creencia en un ser todopoderoso, Lamarck no cuestionó la existencia de Dios, ni que todo fuese su «Obra»; pero encontró una vía para poder exponer su pensamiento evolucionista, procurando evitar ese enfrentamiento.

No obstante, ese supuesto finalismo, nunca enunciado por Lamarck, se llevaría mal con la que él propone causa de la evolución según la cual la Naturaleza habría obrado por «tanteos y sucesivamente».

Los organismos irían «dando tumbos» adquiriendo diferentes grados de complejidad (bajando bordillos) que posteriormente les sería difícil volver a subir.

En cierto modo, los programas se adaptan constantemente a las nuevas «circunstancias» y su crecimiento en complejidad no es un fin, ni siquiera es deseable, pero parece inevitable.

En ningún caso puede considerarse lamarckismo que una característica contraída en vida por un organismo, pase directamente a su descendiente.

Hoy en día esto no es aceptado; pero, para resolver casos parecidos a este, en los que queda demostrado una respuesta de la especie al ambiente, se acepta como posible solución el “efecto Baldwin”, mediante el cual, la selección natural fijaría esas respuestas adaptativas.

La explicación darviniana sería que en el transcurso de los años que hemos estado separados genéticamente (entre 35.000 – 15.000 años),[37]​ aproximadamente 800 generaciones, los individuos con mayor tolerancia al alcohol habrían adquirido la suficiente ventaja biológica como para imponer en el pool genético esa característica de su genoma.

Desde el actualmente admitido dogma de la genética esto es imposible, no se contempla esta acción difusa.

[42]​ La explicación Lamarckiana es que al haber evolucionado estas culebras en un hábitat con diferentes recursos, habrían aprendido a explotar esos diferentes recursos y con el paso del tiempo este aprendizaje se habría fijado en el genoma del grupo.

La explicación darviniana sería que un error genético habría posibilitado a las culebras explotar ese nuevo recurso, y la descendencia del individuo que sufrió ese error, con el tiempo, se habría impuesto sobre el resto.

Este efecto explicaría desde el darwinismo los demostrados casos en los que comportamientos, en principio aprendidos, pasasen a la herencia.

Así, por ejemplo, para explicar las callosidades presentes en los individuos de numerosas especies se recurre al efecto Baldwin.

[49]​ No obstante esas dificultades, las dificultades planteadas por los «monstruos esperanzados» postulados por Goldschmidt[50]​ son aún mayores: la posibilidad de que reordenaciones o cambios complejos y aleatorios en el ya complejo ADN sean cambios viables para los organismos, es despreciable.

[52]​ Para Lamarck, el gradualismo es un hecho constatado en la Naturaleza, desde nuestra visión antropocéntrica la evolución pasaría inadvertida, produciéndose los cambios cuando los organismos se ven sometidos a nuevas circunstancias, siendo esas circunstancias las que determinarían el ritmo y la característica de estos cambios.

[56]​ Lamarck postuló que las diferentes facultades de los organismos son el producto de sus diferentes órganos;[57]​ considerando la «voluntad» como la facultad que emana del sistema nervioso, negó tal voluntad a las plantas, para solo admitirla en determinados animales.

El lamarckismo sería Wikipedia, evoluciona mediante múltiples aportaciones de los consultores que la van modificando, los wikipedistas representaríamos a los organismos que irían modificando el ADN y los casos de vandalismo podrían asimilarse a los errores genéticos.

Las enciclopedias clásicas representarían el darwinismo siempre que quedasen desatendidas y evolucionasen mediante los errores que se produjesen al imprimirlas; la selección natural se encargaría de desechar todos los errores y mantendría los aciertos, aquellos errores que en lugar de suponer una ilegibilidad, supusieran una más adecuada y más extensa definición de los conceptos.

[62]​ Las ideas de Lamarck no fueron tenidas en cuenta en su época, aunque su libro Filosofía zoológica, donde plasmó su teoría, circuló por Francia y también por Inglaterra, obra a la que tuvo acceso el propio Darwin.

sólo los heredaba sino que los desarrollaba más con el ejercicio, y pasaba estas mejoras a su hijo».

[…] Durante el siglo XX el lamarckismo ha sido defendido por diferentes evolucionistas,[69]​[70]​ y el conocido como “efecto Baldwin” (enunciado por James Marck Baldwin y C. Loyd Morgan a finales del siglo XIX), una versión edulcorada de lamarkismo según la cual los hábitos sostenidos de las especies, por selección natural, se fijarían en la herencia, se mantiene como plausible para resolver algunas dificultades del neodarwinismo.

[71]​[72]​ Avanzado el siglo XX, la “barrera Weismann” se ha mostrado franqueable, sin poderse probar que los caracteres adquiridos no puedan llegar a ser heredables.

El paso de procariotas a eucariotas, descrito en la endosimbiosis seriada, fue consecuencia de estos procesos simbiogenéticos; aunque Mayr y Maynard Smith en los años 90 opinaban que estos procesos nada tienen que ver con el Lamarckismo.

Gould (1977) diría: «Dudo que el lamarckismo pueda volver a experimentar un resurgimiento como teoría viable de la evolución».

No obstante, Lynn Margulis, entre otros, considera que «una sugerencia principal para el nuevo siglo en biología es que el difamado eslogan del lamarckismo, “la herencia de los caracteres adquiridos” no debe ser todavía abandonado: tan sólo debe ser refinado cuidadosamente»”.

Si se hubieran conocido las leyes del desarrollo orgánico en su tiempo, su teoría podría haber sido de naturaleza más importante.

Observemos solo por un momento cómo las diferentes condiciones físicas en que viven los animales de clima,

Retrato de Jean Baptiste Pierre Antoine de Monet, conde de Lamark.
Aplicando la metodología de Lamarck, descubiertos diferentes restos de nuestros ancestros, si los ordenamos atendiendo a la «escala gradual» por él postulada, debería, como así ocurre, proporcionarnos el orden en el que han evolucionado, reconociéndose en ellos sus «conexiones». [ 25 ] ​ (Representación esquemática ideal).
La jirafa es prisionera de su historia evolutiva. Su morfología, según Lamarck, sería testimonio de esa historia. Descendiente de un gran antílope, hereda la conformación de sus extremidades, comprometiendo su evolución en altura. Sin un potente y especializado sistema de bombeo del riego sanguíneo no habría podido alcanzar sus actuales desarrollos. [ 46 ]