El objetivo de este sistema es proporcionar una conducción suave y cómoda aunque bien controlada.
Aunque este sistema tiene ventajas inherentes sobre la suspensión de acero, generalmente reconocidas en la industria automovilística, también tiene cierto grado de complejidad, por lo que fabricantes como Mercedes-Benz, British Leyland (Suspensión hidroelástica) y Lincoln han buscado crear variantes más simples.
El sistema usa una bomba movida por correa o levas desde el motor para presurizar un fluido hidráulico especial, que impulsa entonces los frenos, la suspensión y la dirección.
Este sistema de suspensión se denomina «oleoneumática» (oléopneumatique) en la literatura más antigua, indicando que el aceite y el aire son sus principales componentes.
Se han realizado muchas mejoras al sistema a lo largo de los años, incluyendo la dureza variable de la suspensión (Hydractive) y el control activo del balanceo del chasis (Activa).
Sus últimas versiones presentan una esfera simplificada que combina bomba y acumulador.
El sistema tuvo un impacto negativo clave sobre su inventor, Citroën: solo los talleres especializados estaban cualificados para trabajar sobre estos automóviles, lo que les hacía parecer radicalmente diferentes del resto para los mecánicos corrientes.
Citroën introdujo por primera vez este sistema en 1954 en la suspensión trasera del Traction Avant.
La bomba de alta presión, impulsada por el motor, presuriza el circuito y una esfera acumuladora.
Aunque una esfera recargable tiene una vida mayor, las membranas terminarán desgastándose, si bien esto puede necesitar unos 20 años.