Al final sería solo Rómulo quien la fundaría, y se convirtió en su primer rey.Parte sustancial de la investigación sigue siendo escéptica frente a esta leyenda, que sitúa los orígenes de la ciudad a finales del siglo VII a. C.[2] Las posibles bases históricas para la narración mitológica en su conjunto permanecen confusas y en debate.Esto sucedió en torno a 1184 a. C. según el erudito antiguo Eratóstenes, tras diez años de conflicto.[12] Poco después los encontró el pastor Fáustulo, que era porquerizo de Amulio, y decidió criar en secreto a los niños junto con su esposa Acca Larentia.[14] Rómulo y Remo partieron de Alba Longa, pues querían gobernar, pero no derrocar a su abuelo.[22] Los habitantes temieron entonces que su ciudad sólo duraría una generación si no conseguían suficientes mujeres como para procrear a sus hijos, así que enviaron embajadas para conseguir mujeres en los pueblos vecinos, pero sus celestinos fueron todos ejecutados.[23] Los romanos decidieron conseguir féminas por la fuerza y bajo el mando de Rómulo también por la astucia.Fingiendo no estar resentidos, ofrecieron unos juegos en honor a Neptuno que llamaron Consualia.[41] En cuanto a Tarpeya, el rey sabino la mató arrojándole no solo las joyas que añoraba, sino otros objetos pesados, específicamente escudos, encima de ella hasta matarla con su peso poco después de tomar el fortín.Curcio se adelantó tanto a sus tropas que llegó a quedar atrapado con su caballo en la zona inundada, salvándose casi de milagro de morir ahogado, motivo por el cual el lugar fue nombrado lago Curcio[44] mientras que Hostilio murió al inicio del combate, lo que motivó al ejército romano a huir y refugiarse en el Palatino.[45] Cuando Rómulo trató de imponer orden, fue herido por una piedra y arrastrado por la muchedumbre atemorizada en que se había convertido su ejército.[46] Cuando recuperó el conocimiento, invocó a Júpiter y prometió construirle un templo en su nombre si le concedía la victoria.[47] Luego ordenó a sus hombres y defendió los lugares donde estaban refugiados, donde estarían después los cimientos de Regia y el Templo de Vesta, conteniendo a las mejores tropas sabinas.[56] Al parecer, poco tiempo después una peste afectó a Laurento y Roma, lo que fue interpretado como un castigo por no hacer justicia por la muerte de Tacio.[61] Livio narra, en cambio, que Rómulo avanzó hacia la ciudad después de que los fidenates atacaran las tierras romanas hasta hacer un campamento en sus cercanías, dejó un pequeño destacamento ahí y avanzó con el grueso de sus fuerzas.El asalto rápidamente fue rechazado, pero los fidenates salieron de sus murallas en su persecución hasta llegar a la zona boscosa, donde los romanos ocultos los atacaron por el flanco y justo en ese momento la tropa romana que huía dio media vuelta y se encaró a sus enemigos.Huyeron a su ciudad, pero los romanos entraron en ella antes de que pudieran cerrar las puertas.Los veyentinos, al saber que Rómulo avanzaba sobre su ciudad, salieron a su encuentro para evitar una lucha cerca de sus casas o un asedio de su urbe, pero el ejército romano era muy experimentado y los derrotó, persiguiéndolos hasta Veyes.Tras esto el rey organizó una guardia permanente de 300 infantes llamados celeres por su comandante, Celer.De hecho, no habían hecho nada por ayudar a sus habitantes para prevenir la conquista romana de la urbe, así que no se consideraba que tuvieran derecho a reclamar.[69] Posteriormente marchó contra Veyes y la ciudad, al ver que le sería imposible resistir, prefirió ceder las tierras al sur del Tíber, ceder las salinas cercanas a este y entregar cincuenta rehenes de entre sus principales.[80] Luego, los romanos lo elevarían a deidad con el nombre de Quirino[81] y le construyeron un templo en la colina llamada Quirinale.Pasaron un año turnándose en el gobierno por un lapso de una semana al mando cada uno, pero este sistema llamado interregno (interrex) no funcionó y la gente empezó a protestar, además de que se veían débiles ante sus vecinos al no haber una autoridad central.Los senadores, sabiendo que no podrían contener esa indignación, prefirieron encauzarla para evitar perder completamente el poder.
Óleo de Nattier de principios del siglo XVIII mostrando a Rómulo siendo conducido al
Olimpo
por
Marte
. Según la tradición, Marte suplicó a
Júpiter
para que convirtiera a Rómulo en un dios.