En lugar de eso fue aplastada hasta la muerte y su cuerpo arrojado desde la roca Tarpeya que actualmente tiene su nombre.
[1] La leyenda dice que mientras Roma era asediada por el rey sabino Tito Tacio, Tarpeya, hija del comandante de la ciudadela, Espurio Tarpeyo, se acercó al campo sabino y les ofreció la entrada a cambio de «lo que ellos llevaban en sus brazos izquierdos».
Deseando el oro, ella se refería a sus brazaletes, pero en lugar de ello los sabinos lanzaron los escudos —que se llevaban en el brazo izquierdo— sobre ella y así quedó aplastada hasta la muerte debajo de tal peso.
[2] Su cuerpo fue entonces lanzado desde la roca Tarpeya, que pasó a ser conocida como el lugar de ejecución para los más destacados traidores de Roma.
[2] La leyenda fue representada en un denario de plata del emperador Augusto, aproximadamente en el año 20 a. C.[3]