Se retiró en 1991, dejando atrás 19 años como uno de los más grandes símbolos del fútbol a nivel mundial, en una carrera donde jugó 714 partidos, metió 108 goles y si bien no hay estadísticas oficiales, se estima que realizó más de 200 pases-gol.
Se ganó un privilegio reservado a muy pocos jugadores: ser aplaudido por hinchadas rivales.
Su nombre ha pasado a ser una leyenda en la historia del deporte, y hasta el día de hoy su recuerdo permanece en peñas, calles, placas, estatuas, libros y homenajes que le dedican los amantes del fútbol.
En su infancia admiraba a jugadores como José Sanfilippo, Alberto Rendo, Carlos «Toti» Veglio y Ángel Clemente Rojas, «Rojitas».
Sin embargo, la suerte le cambió poco tiempo después cuando Miguel Ángel Giachello, gloria de Independiente, lo llevó a este club.
En 1970 Belgrano de Zárate aceptó cederlo a préstamo con opción de compra, y fue aceptado por Nito Veiga y Ernesto Díaz para sumarlo a la séptima división del Club Atlético Independiente.
Debutó en primera división en 1972 en cancha de River Plate cuando el técnico Pedro Dellacha lo hizo entrar a los 74 minutos (tenía en ese momento 18 años).
Justamente entre estos dos formarían una dupla letal que se volvería famosa por sus paredes y jugadas asociadas.
Contra Juventus en 1973, entre los dos harían paredes letales que terminarían en gol del Bocha, dándole al Rojo su primera Copa Intercontinental.
Y arriba en la delantera el propio Bochini, su cómplice de jugadas Bertoni, más el aporte de efectivos delanteros que fueron desfilando, como Agustín Balbuena, Eduardo Maglioni y Percy Rojas, los cuales tenían toda la cancha preparada gracias al trabajo de sus compañeros detrás, y podían liberarse para desplegar sus habilidades ofensivas.
Prueba de esto es un particular episodio ocurrido en 1977 que ya ha pasado a ser leyenda entre los futboleros, y que hasta motivó la creación de un libro referido a esos hechos.
Independiente se había clasificado a la final del Campeonato Nacional 1977 y debía jugar contra Talleres de Córdoba.
[4] Al año siguiente vuelve a ser figura decisiva en la obtención de un título, al ganarle Independiente 2-0 a River en la final del Campeonato Nacional 1978, con aquellos 2 goles siendo marcados por el propio Bochini, anotando una página destacada más en su trayectoria.
No obstante algo empezaba a encaminarse, un gran equipo se estaba construyendo.
Lo mejor era el mediocampo: figuras de la talla de Giusti, Marangoni, el propio Bochini y Burruchaga, un mediocampo con gran aguante, solidaridad, despliegue y habilidades tanto para recuperar como para atacar.
La campaña de la Copa Libertadores 1984 fue excepcional, Independiente había pulido su juego y ya era un equipo altamente desarrollado.
Un gol tempranero de Percudani le dio la victoria a Independiente, que conquistó la Intercontinental.
Siguió teniendo su afinada puntería para meter goles, y si en los años '70 fue Racing la principal víctima de los goles del Bocha, en los años ochenta pasó a ser Boca, con recordados goles como los que le hizo en la primera y segunda rueda del campeonato de 1988-89, sacando del camino al que era el único equipo que competía el título contra el Rojo.
Ese mismo año comenzó la campaña que lo llevaría a un nuevo título nacional.
En 1989 fue gran figura para conducir al equipo de Independiente a través de la Supercopa, y llegaría a la final contra Boca, aunque tras dos empates sin goles Independiente perdería por penales.
El Bocha cayó lesionado al campo de juego y fue retirado en camilla, ante la mirada atónita de los hinchas del Rojo que no podían creer lo que estaba pasando con su ídolo.
La selección fantasma era un equipo alternativo; el principal estaba conformado por jugadores ya consagrados y que se quedaron practicando en Buenos Aires.
Participó con éxito en la primera selección que organizó César Luis Menotti previa a la Copa del Mundo 1978, actuando en una gira por la Unión Soviética y Polonia en partidos memorables bajo intensas nevadas.
Sin embargo, en la convocatoria para el Mundial de 1978 Menotti se inclinó por José Daniel Valencia, Norberto Alonso y Ricardo Julio Villa, y así el Bocha quedó afuera.
Bochini fue un jugador excepcional en su sentido de apoyo al resto del equipo.
El Bocha también convirtió goles que eran un lujo para la vista y siempre en partidos importantes.
Quizás el gol más querido por los seguidores de Club Atlético Independiente que haya hecho Bochini haya sido el del empate definitivo a 2 contra Talleres como visitante, en la final del Nacional 1977.
Surgió en un momento en que estaban saliendo figuras excepcionales en el puesto de enganche.
Sigue acompañando al club con el que conquistó la gloria del fútbol.
Así fue como Independiente amargó la premeditada fiesta de Talleres y se hizo del título con justicia.