Entre las características básicas de su cultura humanística se encontraba el tono inconfundible de mesura y rigor[1], que tuvo como protagonistas a Piero della Francesca, Luciano Laurana, Giusto di Gand, Pedro Berruguete, Francesco di Giorgio Martini y Fra Diamante.[1] En 1444 Federico tomó el poder tras la muerte de su hermano Oddantonio en una conspiración organizada por varios cortesanos que se oponían a su política.[1] Federico puso mano a los apremiantes problemas políticos e inició una reorganización del estado, que también preveía una reestructuración de la ciudad según una impronta moderna, cómoda, racional y bella.[4] Es famosa la biblioteca del duque, organizada por el humanista Vespasiano da Bisticci, llena de códigos con valiosas miniaturas.Federico, de acuerdo a las descripciones de Baldassarre Castiglione en El cortesano, introdujo en Europa los personajes del llamado "gentiluomo" (caballero), que se mantuvo plenamente en boga hasta el siglo XX.El proyecto más ambicioso de Federico da Montefeltro fue la construcción del Palacio Ducal y, paralelemente, modificar el plano urbano de Urbino, convirtiéndola en la ciudad "del príncipe".[5] Aproximadamente en 1445, Federico primero hizo unir los dos antiguos edificios ducales, llamando a los arquitectos florentinos (encabezados por Maso di Bartolomeo) para construir un palacio intermedio.[5] A partir de este núcleo se fue ampliando el edificio hacia la ciudad y en sentido contrario.[5] El frente que daba a Valbona se completó, sin embargo, con la llamada "fachada de los Torricini", ligeramente girada hacia el oeste con respecto a los ejes ortogonales del edificio.La fachada del Torricini no mira hacia la ciudad sino hacia el exterior, por lo que fue posible una mayor libertad estilística, sin tener que preocuparse por la integración con edificios anteriores, además su imponente presencia es claramente visible incluso desde lejos, como símbolo del prestigio ducal.De hecho, al pie del acantilado había un espacio libre, llamado "Mercatale" porque era el sitio del mercado, donde Francesco di Giorgio creó la rampa helicoidal, que permitió que los carros y los caballos llegaran al palacio y a las "Data", los grandes establos situados a media altura.Durante su estancia en Urbino, Francesco di Giorgio Martini también escribió el Tratado de arquitectura, ingeniería y arte militar, donde se consideraron las diversas tipologías arquitectónicas y se muestran ilustraciones creadas por el propio artista.En la práctica esta actitud se manifestó en la creación de numerosas fortalezas encargadas por Federico para la defensa del Ducado.Si bien muchos de esos edificios han sido destruidos o fuertemente modificados, San Leo, Mondavio y Sassocorvaro permanecen casi intactos, testimoniando cómo las funciones ofensivas y defensivas se integran específicamente en la orografía de los sitios, gracias a intuiciones empíricas a menudo ingeniosas, que emplean en parte las complejas plantas geométricas o zoomorfas que iustran el Tratado.Según Vasari, sin embargo, Piero della Francesca también estuvo presente en la ciudad desde la época de Guidantonio da Montefeltro, cuyas primeras huellas documentales en la ciudad datan, sin embargo, de 1469.El marco de perspectiva muy preciso coordina los dos grupos, aparentemente sin relación entre sí, mientras que los colores armonizan y se realzan entre sí en la luz clara, que proviene de diferentes fuentes.Aquí también hay referencias a los flamencos, como la pequeña habitación del fondo donde se abre una ventana y se filtra un rayo de sol que ilumina los reflejos en el cabello del ángel que está delante.[15] Los retratos, que incluían personajes tanto civiles como eclesiásticos, cristianos y paganos, fueron intensificados con un punto de vista ligeramente rebajado y por el fondo unificado que gracias a la perspectiva creaba el efecto de una galería real.Las incrustaciones se atribuyen a varios autores, como Giuliano da Maiano y, para los dibujos, a Sandro Botticelli, Francesco di Giorgio Martini y al joven Donato d'Angelo Bramante.[10] Con la extinción de los Montefeltro, Urbino siguió siendo una corte renacentista brillante gracias a los Della Rovere, aunque ya no estaba en la vanguardia.
Francesco di Giorgio Martini
,
Tratado de arquitectura
, dibujo de fortalezas (segunda mitad del siglo XV),
BNCF
Cod Magliabechiano II, I. 141, f.58 r, Florencia