En esta segunda estancia, Barocci contrajo una dolencia intestinal que le hizo sospechar un envenenamiento por parte de algún rival celoso.
Aunque es descrito por sus contemporáneos como una persona desconfiada e hipocondríaca, sus pinturas son vivaces y brillantes.
Según Bellori no podía trabajar sino una hora por la mañana y otra por la tarde, lo cual resulta sorprendente teniendo en cuenta lo abundante de su obra.
Según el mismo autor, estas anomalías en su carácter estuvieron originadas en un triste incidente durante su residencia en Roma, cuando fue envenenado por unos rivales envidiosos.
No se sabe a ciencia cierta si esta historia era real o simplemente producto de la imaginación del hipocondríaco artista.
[3] Parece que pudo admirar algunos dibujos al pastel de Correggio, y lo imitó en esta técnica.
En estos pasteles y en sus bocetos al óleo (otra técnica en la que fue pionero), consigue una cualidad casi etérea.
También incursionó en temáticas relacionadas con la mitología antigua, por ejemplo, Eneas y Anquises que además es pintura más cercana al barroquismo.