Canonización

La canonización es el acto mediante el cual la Iglesia católica, tanto en su rito oriental como en el occidental, declara como santa a una persona fallecida.En los primeros tiempos del cristianismo, los individuos eran reconocidos como santos sin requerimientos o procesos formales.Finalmente, en el año 1234, se reservó oficialmente a los papas el derecho de canonización.En todo caso, se considera requisito necesario que haya muerto perteneciendo a uno de los dos ritos admitidos por la Iglesia católica: el oriental o el occidental.Este Decreto es la respuesta oficial de la Santa Sede a las autoridades diocesanas que han pedido iniciar el proceso canónico.Ese Tribunal diocesano no da sentencia alguna; esta queda reservada a la Congregación para las causas de los santos.El proceso de examinar este “presunto” milagro se lleva a cabo en la Diócesis donde ha sucedido el hecho y donde viven los testigos.b) Durante la segunda etapa la Congregación para las Causas de los Santos examina el milagro presentado.– Dos médicos peritos, designados por la Congregación, examinan si las condiciones del caso merecían un estudio detallado.c) En la tercera etapa y con los antecedentes anteriores, el Santo Padre aprueba el Decreto de Beatificación.Generalmente la hace un cardenal por delegación papal y, habitualmente, en el lugar en que vivió o murió el nuevo beato.(Al igual que ocurre en el proceso de beatificación, el martirio no requiere habitualmente un milagro.)No existe un cómputo preciso de quiénes han sido proclamados santos desde los primeros siglos.En 1988, para celebrar su IV centenario, la Congregación para las Causas de los Santos publicó el primer Index ac status Causarum.Algunos santos que han sido canonizados mediante este método son: Pedro Nolasco en 1628 por el papa Urbano VIII, Hildegarda de Bingen[9]​ en 2012 por Benedicto XVI o José de Anchieta[10]​ en 2014 por el papa Francisco, entre otros.
Icono que representa a Cipriano de Cartago . Este mártir del siglo III recomendó que se observara la máxima diligencia en la investigación de aquellos que se decía habían muerto por la fe. Esta recomendación constituye un antecedente del actual proceso de canonización.