Canonización equivalente

La canonización equivalente, (del latín: equipollens canonizatio) también llamada canonización extraordinaria,[1]​ es una forma de canonización que acontece cuando el Papa reconoce y ordena el culto público y universal de un Siervo de Dios, sin haber pasado por el procedimiento ordinario de la canonización formal, porque la veneración al santo ha sido realizada desde tiempos antiguos y de forma continua por la Iglesia.

No obstante, la canonización en cuanto procedimiento eclesiástico no se esbozó sino hasta el siglo XI con el objeto de buscar definir a aquellos cristianos que merecerían el culto universal de la Iglesia, evitando así confusiones entre iglesias locales y buscando que las virtudes del difunto estuvieran plenamente comprobadas.

Dicha doctrina ha sido reiterada desde entonces por diversos pontífices hasta llegar a la modernidad sin que las disposiciones más recientes en materia del proceso de canonización la hayan derogado como una práctica válida, exclusiva del Papa.

[8]​ A diferencia de la canonización ordinaria, en el que es necesario todo un proceso canónico, en la canonización equivalente solo es suficiente la comprobación previa de: Tras lo anterior solamente basta una declaración pública del Supremo Pontífice donde se ordena la extensión del culto al santo a la Iglesia Universal.

Canonizaciones equivalentes anteriores al papado de Benedicto XIV: Las canonizaciones equivalentes posteriores incluyen las de los santos: El Papa Francisco agregó a estos santos: