Marcos Krizevcanin

Los tres sacerdotes católicos de la ciudad, Grodziecki, Pongracz y Krizevcanin, fueron tomados prisioneros.[3]​ Jorge Rákóczy I les negó la sepultura y sus cuerpos fueron soterrados cerca de los muros del palacio.[6]​ Las autoridades protestantes manifestaron su molestia ante la canonización de los sacerdotes, porque se rescata la historia en forma parcial, ya que ambos bandos cometieron atrocidades durante la guerra.Reflejaron su malestar conmemorando, durante el viaje apostólico, a los 24 mártires protestantes muertos en Presov en 1684 por tropas católicas.Juan Pablo II, en un gesto conciliador, alabó a los mártires protestantes durante la homilía de canonización.
Placa conmemorativa de la canonización de los mártires de Košice.