Peribáñez y el Comendador de Ocaña

Algunos críticos, como Juan Eugenio Hartzenbusch y Menéndez Pelayo en el siglo XIX, se inclinaron por considerarla compuesta hacia 1614, atendiendo a una supuesta alusión autobiográfica que haría Lope en la obra por boca de Belardo, el personaje que solía utilizar como alter ego tanto en teatro como en poesía lírica.

Peribáñez advierte lo que está pasando y se arrepiente de haberse casado con una mujer tan bella.

Esta se prepara con sus amigas para ir en carro a Toledo, pero Peribáñez advierte que su carro no lleva decoración y va a pedirle un tapiz repostero y una alhombra prestados al Comendador.

Al rey le parece justo lo que ha hecho Peribáñez y lo deja libre.

Luego de esta escena, la reina le regala a Casilda cuatro vestidos por su casamiento con Peribáñez.

Con anterioridad, el villano aparece en literatura siempre como objeto de burlas, caracterizado por su rusticidad y pobreza.

Supuesto pasaje de la obra en un Sello postal (1935) de la Segunda República Española , conmemorando el centenario de Lope.