El objetivo generalmente maximiza factores como el rendimiento esperado y minimiza costos como el riesgo financiero.
Los factores que se consideran pueden variar desde tangibles (como activos, pasivos, ganancias u otros fundamentales) hasta intangibles (como desinversiones selectivas).
Para las carteras que cumplen con este criterio, conocidas como carteras eficientes, lograr un rendimiento esperado más alto requiere asumir más riesgo, por lo que los inversores se enfrentan a una compensación entre el riesgo y el rendimiento esperado.
Los profesionales a menudo agregan restricciones adicionales para mejorar la diversificación y limitar aún más el riesgo.
Harry Markowitz[6] desarrolló el "método de línea crítica", un procedimiento general para la programación cuadrática que puede manejar restricciones lineales adicionales y límites superiores e inferiores en las participaciones.
Además, en este contexto, el enfoque proporciona un método para determinar el conjunto completo de carteras eficientes.
A veces no es práctico mantener un activo porque el costo fiscal asociado es demasiado alto.
En tales casos, se deben imponer las restricciones adecuadas al proceso de optimización.
Dado que la cartera óptima cambia con el tiempo, existe un incentivo para volver a optimizar con frecuencia.
Las técnicas cuantitativas que utilizan la simulación de Montecarlo con la cópula gaussiana y distribuciones marginales bien especificadas son eficaces.
No tener en cuenta estos atributos puede conducir a un error de estimación severo en las correlaciones, varianzas y covarianzas que tienen sesgos negativos (hasta el 70% de los valores óptimos).