Operación Bernhard

La estrategia inicial era dejar caer los billetes sobre el Reino Unido para provocar un colapso de la economía británica durante la Segunda Guerra Mundial.[3]​ Los billetes tenían ciento cincuenta marcas menores que actuaban como elementos de seguridad para identificar falsificaciones.[8]​ Según John Keyworth, conservador del Museo del Banco de Inglaterra, dado que el papel moneda nunca se había falsificado con éxito, el banco central «se mostró un poco complaciente con el diseño [y producción] de sus billetes»;[9]​ lo describió como «tecnológicamente [...] muy simple».Los billetes falsos, que ascendían a £ 30 mil millones, se dejarían caer sobre el Reino Unido, causando un colapso financiero y la pérdida de su estatus de moneda global.[15]​ El Führer Adolf Hitler dio la aprobación final para que la operación prosiguiera.[16]​[d]​ Aunque se suponía que la discusión era secreta, en noviembre de 1939, Michael Palairet, embajador británico en Grecia, se reunió con un emigrado ruso que le dio todos los detalles del plan discutido en la reunión del 18 de septiembre; según el informe del individuo, el plan se titulaba «Ofensiva contra la libra esterlina y la destrucción de su posición como moneda global».[26]​ Cuando se produjeron las muestras de papel iniciales, en una fábrica en Spechthausen, se veían idénticos a las billetes británicos a luz normal, pero eran opacos con luz ultravioleta, en comparación con los originales.Langer supuso que se debía a la composición química del agua utilizada para hacer el papel y la tinta.Replicó el equilibrio químico del agua británica para que los colores coincidieran.[5]​ La Operación Andrés no dejó registros y no se conoce el método de cómo los alemanes identificaron las secuencias correctas; el historiador del papel Peter Bower afirmó que es posible que se hayan utilizado técnicas adaptadas de las utilizadas en el criptoanálisis para reconocer las secuencias.[35]​ La mayor parte de la moneda producida en la Operación Andrés nunca se usó.[36]​ En julio de 1942, tras los cambios en el objetivo del plan, Heinrich Himmler revivió la operación.[42]​[46]​ El equipo de impresión también se entregó en diciembre y, desde Hahnemühle, enviaron 12 000 hojas de papel para billetes al mes; era lo suficientemente grande como para imprimir cuatro billetes en cada hoja.Algunos doblaban una y otra vez las falsificaciones, otros perforaron las esquinas para simular que un empleado del banco había recogido paquetes de billetes.Se produjeron veinte muestras del billete de $100, sin el número de serie, cuyo algoritmo aún se estaba examinando, y fueron entregados a Himmler y expertos bancarios.La calidad del grabado y la impresión se consideró excelente, aunque el papel utilizado era técnicamente inferior a los billetes genuinos.[69]​ Las SS dieros dos objetivos a Schwend: cambiar el dinero falsificado por francos suizos genuinos o dólares estadounidenses y colaborar con la financiación de operaciones especiales, como la compra de armas en el mercado negro de los partisanos yugoslavos para venderlas a grupos pronazis en los Balcanes.También se hicieron arreglos para pagar con moneda falsificada al agente turco Elyesa Bazna —nombre en clave «Cicero»— por su trabajo en la obtención de secretos del embajador británico en Ankara.[71]​ Poco después, Krüger organizó una nueva transferencia a la red de túneles Redl-Zipf, donde se reiniciaría la producción.Se había emitido una orden de matarlos, pero una vez que estuviesen juntos en Ebensee.Esa tarde el tercer grupo llegó al campamento; cuando los guardias se enteraron de lo que les había sucedido a los dos primeros grupos, también soltaron a sus reclusos en la población carcelaria principal y huyeron.Intentaron persuadirlo para que falsificara pasaportes para ellos, pero él se negó; fue liberado en noviembre de 1948.[82]​ En el lago Toplitz se han realizado varias búsquedas a gran escala.[85]​[86]​ El zoólogo Hans Fricke del Instituto Max Planck buscó en el fondo del lago por varios años investigando vida acuática inusual; en 1989 llevó a Krüger en un minisubmarino en uno de sus viajes de exploración.[89]​[90]​ Al ver la calidad de los billetes, un funcionario bancario los describió como «los más peligrosos nunca antes vistos»;[91]​ la marca de agua era el recurso más confiable para detectar las falsificaciones.[95]​ Varios exprisioneros han publicado sus memorias, como el relato noruego Falskmynter i blokk 19 (1949) de Moritz Nachtstern y el alemán Des Teufels Werkstatt (1983) de Adolf Burger.[96]​[97]​[98]​ En 1981, se transmitió en la BBC una versión ficticia de la Operación Bernhard, la comedia dramática Private Schulz; fue protagonizada por Michael Elphick e Ian Richardson.[100]​ Es política del Banco de Inglaterra canjear los billetes retirados por la moneda actual al valor nominal que se muestra en el billete, a excepción de la moneda falsificada.
Viñeta alegórica de Britania que aparecía en la parte superior izquierda de los billetes británicos.
Alfred Naujocks , supervisor de la Operación Andrés.
Bernhard Krüger , fotografiado después de su captura en 1946.
Entrada al campo de concentración de Sachsenhausen , donde operaban los falsificadores.
Billete de $100 (anverso de la serie de 1934), considerado más difícil de duplicar debido al compleja grabado.
Castillo Labers, instalación administrada por las SS donde se almacenó el dinero falso.
Lago Toplitz ( Austria ), donde las SS arrojaron equipos de impresión y parte de la moneda.
Moritz Nachtstern publicó sus memorias de su tiempo como tipógrafo forzado a trabajar en la operación en Sachsenhausen.