[5] Esta fue la primera deserción de un artista soviético durante la Guerra Fría, y creó una sensación internacional.
De niño fue alentado a bailar danzas folclóricas baskires, siendo un bailarín precozmente destacado.
[14] A pesar de su comienzo tardío, fue pronto reconocido como el bailarín con más talento que la escuela hubiera visto en muchos años.
Nuréyev se asoció regularmente con Natalia Dudínskaya, la bailarina principal de la compañía y esposa del bailarín y director Konstantín Serguéiev, que era 26 años mayor que él, lo eligió por primera vez como su compañero en el ballet Laurencia.
[16] En un incidente memorable, Nuréyev interrumpió una representación de Don Quijote durante 40 minutos, insistiendo en bailar con mallas y no con los pantalones habituales.
Al final cedió, pero su código de vestimenta preferido se adoptó en representaciones posteriores.
Oliver Merlin en Le Monde escribió: Nunca olvidaré su llegada corriendo por la parte trasera del escenario, y su forma felina de sostenerse frente a la rampa.
Llevaba una faja blanca sobre un traje ultramarino, tenía grandes ojos desorbitados y mejillas hundidas bajo un turbante rematado con un rocío de plumas, muslos abultados, mallas inmaculadas.
Una semana más tarde, Nuréyev ya había sido contratado por el Grand Ballet du Marquis de Cuevas y se encontraba actuando en La bella durmiente con Nina Vyroubova.
[cita requerida]Durante una gira en Dinamarca conoció a Erik Bruhn, con el mantuvo una relación sentimental abierta.
[22][23] Al mismo tiempo, Nuréyev conoció a Margot Fonteyn, la principal bailarina británica de su época, con la que tuvo una relación profesional y amistosa.
Nuréyev fue inmediatamente solicitado por cineastas, y en 1962 hizo su debut cinematográfico en una versión de Las Sílfides.
El talento y encanto de Nuréyev hizo que fuera perdonado muchas veces, pero la fama no mejoró su temperamento.
Entre quienes frecuentaba, se encuentran personajes tales como Jacqueline Kennedy Onassis y Andy Warhol.
En su última aparición, en 1992 en el Palacio Garnier de París, Nuréyev recibió una emocionante ovación del público.