Comenzaría a perder peso en la política nacional desde que algunos antiguos falangistas integrados en el partido único (FET y de las JONS) fueron sustituidos en sus cargos por ministros vinculados al Opus Dei y de clara ideología liberal-conservadora, que dieron paso a políticas aperturistas (en 1955 España entra en la ONU, en 1959 se produce la visita de Dwight D. Eisenhower, etc.).
Su doctrina se basa en una concepción totalitaria (todos los españoles participarán en él a través de su función familiar, municipal y sindical)[14] que aspira al establecimiento de una democracia participativa[15] y directa[16] para la cual es preciso realizar antes una labor de educación y revolución moral que capacite al pueblo para su éxito.
[17] Contraria al capitalismo liberal, defiende lo que sus teóricos denominan un "Estado sindical" en el que no hay cabida para los partidos políticos,[5] afirmando superar así la tradicional división de corrientes ideológicas entre izquierdas (comunista, socialista o socialdemócrata) y derechas (conservadora o liberal).
Sus fundadores son un grupo liderado por Ramiro Ledesma que, admiradores del régimen fascista de Benito Mussolini en Italia, veían en esta ideología el medio para implantar un Estado totalitario en España.
En el plano económico, el nacionalsindicalismo propone un sistema totalitario que englobe a todos los agentes de la producción, trabajadores y patronos por igual, en una única estructura sindical corporativista, dividida por ramas.
Durante el régimen, Franco quiso servirse del nacionalsindicalismo como soporte ideológico y se rodeó de algunos dirigentes leales que antes habían pertenecido a la clausurada Falange Española de las JONS y quisieron continuar su política dentro del nuevo Estado franquista.
[22] No obstante, el resultado (un Sindicato Vertical al que obligatoriamente debían pertenecer todos los trabajadores y empresarios y el desarrollo de la llamada «democracia orgánica» en lugar de la «democracia participativa»[23] que habían propugnado los falangistas) dejó a las claras que el sistema sólo tendría de aquella organización un nombre parecido y los símbolos, apropiados a la muerte de sus fundadores por el proclamado jefe del Estado.
d) A su vez, el Estado se descargó en ella de múltiples cuestiones arbitrales, e incluso económicas, para concentrarse en su específica función política.
Aunque inicialmente se consigue la creación de la estructura necesaria para lograr la eficiencia de la actuación sindical, la oposición al proyecto fue muy fuerte, circunstancias que provocaron el cese del ministro, consecuencia de las discrepancias surgidas en el seno del Consejo Nacional del Movimiento y la alarma en sectores interesados en que en el sindicato no estuviesen integrados patronos, técnicos y obreros.
Este mismo año las JONS fue, por orden gubernativa, disuelta e integrada en la Organización Sindical Española.