Matilde Landa

[5]​ Fruto del matrimonio nacieron Carmen en 1931 y Jacinta en 1933, aunque esta última fallecería con pocos meses.

Durante estos años existen pocos datos acerca de su profesión, aunque parece que a finales de la Segunda República trabajó en un laboratorio en el Instituto Cajal, como empleada del neurólogo y psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora.

Este mismo año se afilió al Socorro Rojo Internacional (SRI), organización vinculada a la Internacional Comunista, que se dedicaba a realizar actos de apoyo a los prisioneros comunistas y que organizaba asistencia material y humanitaria en situaciones específicas de necesidad.

Junto a otras muchas mujeres, entre las que se encontraba Tina Modotti, se embarcó en el ingente esfuerzo de convertir aquel hospital —que había sido un asilo para tuberculosos regentado por religiosas— en un hospital de sangre para las milicias populares, que ya estaban frenando el avance fascista en la sierra norte de Madrid.

La presencia de mujeres en un cuerpo militarizado como aquel suscitó cierta polémica en las filas del PCE, y las dos únicas compañías de mujeres que llegaron a formarse acabaron disolviéndose.

En 1936 el hospital fue evacuado debido al avance de las tropas franquistas y Matilde se trasladó en noviembre a Valencia para reorganizar el SRI.

Recorrió por entonces numerosas ciudades de la península, en las que organizó conferencias para levantar la moral a los combatientes republicanos.

Esto la convertía prácticamente en el único referente de la organización clandestina en España.

La labor del partido en ese momento, con gran escasez de medios y extrema improvisación, se organizó en torno a pequeñas células que pronto caerían en manos de la policía franquista.

Aunque sus logros al respecto no serían cuantitativamente elevados, se consolidó como un importante apoyo psicológico que posibilitó establecer una red de ayuda entre las mujeres y entre ellas y sus familias ante situaciones desesperadas e inciertas, generalmente enfrentadas a una situación de absoluta indefensión legal.

Al igual que en Ventas, Matilde se convirtió de inmediato en un referente moral para las presas, encabezando las modestas acciones de resistencia que se desarrollaban en el penal.

Desde su ingreso fue objeto de un permanente acoso, no solo a causa de su gran actividad organizativa, sino por su singularidad: Matilde Landa era una mujer culta, inteligente, con gran ascendente entre las presas, y sin bautizar.

Desde la cárcel, escribió diversas cartas dirigidas a su hija Carmen, que había conseguido salir de España y vivía con sus tíos en México.

Así, desde 1941 sufrió fuertes presiones para que accediera a recibir el bautismo.

Su agonía duró casi una hora, tiempo suficiente para que se le administrara finalmente el bautismo in articulo mortis.

El grupo de rock navarro Barricada, en el disco La tierra está sorda (2009),[15]​ con 18 temas alusivos a la Guerra Civil y la posterior represión franquista, dedicó uno de ellos a Matilde Landa.