Hospital de sangre

Estos hospitales ambulantes tienen en la guerra un carácter tan sagrado que aun en los momentos de más calor y efervescencia han sido respetados.

Se han salvado muchas víctimas desde la creación de estos hospitales y es admirable el cuadro que presentan en los momentos en que a ellos se conduce a los heridos de una acción.

Pertenecieron posteriormente estos establecimientos a la administración militar que debe cuidar de que se hallen bien servidos y a la altura que la caridad y la civilización reclaman, dotados convenientemente del necesario número de médicos, cirujanos, ayudantes y enfermeros, con sacerdotes bastantes para el socorro moral de los enfermos.

Las condiciones locales de estos establecimientos deben acomodarse a la misión y destino que se les da no pudiéndolas graduar ni señalar de un modo general y absoluto entrando por mucho las condiciones del país donde se establecen, el número de enfermos que pueden llegar a recibir, el tiempo que han de durar y un sinnúmero de circunstancias especiales que solamente la previsión y el tacto de la misma administración militar pueden graduar.

En los escritos y documentos que se conservan en el establecimiento del Buen Suceso consta que reconociendo los Reyes Católicos la necesidad que tenía la corte en sus continuos movimientos y conquistas de un hospital o enfermería donde fuesen prontamente asistidos sus individuos y criados, concibieron el gran pensamiento de fundarlo.

Hospital de sangre en la iglesia de San Juan de Somorrostro durante la tercera guerra carlista