Mateo 8

Algunos manuscritos antiguos que contienen el texto de este capítulo son: 1Al bajar del monte le seguía una gran multitud.8Pero el centurión le respondió: —Señor, no soy digno de que entres en mi casa.Pero basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.9Pues también yo soy un hombre que se encuentra bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes.13Y le dijo Jesús al centurión: —Vete y que se haga conforme has creído.16Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; expulsó a los espíritus con su palabra y curó a todos los enfermos, 17para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.26Jesús les respondió: —¿Por qué os asustáis, hombres de poca fe?29Y en esto, se pusieron a gritar diciendo: —¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios?[1]​ Este capítulo puede agruparse (con referencias cruzadas a textos paralelos en los otros evangelios canónicoss): E.H. Plumptre, en el Comentario para lectores ingleses del obispo anglicano Charles Ellicott, comentó que los acontecimientos relatados "son comunes a Evangelio de Marcos y al de san Lucas, pero no se narran... en el mismo orden".[4]​ Henry Alford describe estos hechos como una "solemne procesión de milagros", cuyo registro confirma "la autoridad con la que nuestro Señor había hablado".[5]​.
Mateo 7:27–8:28 en el Codex Sinaiticus (AD 330–60)