Los embajadores

Triplemente importante por sus resonancias históricas, por su riqueza simbólica y por su excelencia plástica, incluye un raro objeto en primer plano que fue algo misterioso durante mucho tiempo.

Los encuentros son calurosos; Francisco ofrece a Ana Bolena (con quien Enrique VIII se desposará este mismo año) un diamante e invita al hijo natural de Enrique, el duque de Richmond, a seguir la misma educación que sus hijos en la corte de Francia.

Durante este periodo, Francia atraviesa un proceso de confusión frente a las tesis luteranas.

[2]​ En la obra, ambos están acodados sobre una consola de dos tableros sobre la que hay dispuestos varios objetos relacionados con el quadrivium, las cuatro ciencias matemáticas entre las siete artes liberales: la aritmética, la geometría, la música y la astronomía.

En el tablero superior puede verse una esfera celeste, objetos de medición del tiempo y un libro, dispuestos sobre una alfombra roja con complicados motivos geométricos.

En el tablero inferior hay un globo terráqueo, dos libros, un laúd y cuatro flautas en un estuche.

El plano posterior está ocupado por una cortina de terciopelo verde con un pliegue en la esquina superior izquierda que apenas permite ver un crucifijo, que a menudo no se ve en las reproducciones debido a su posición en el margen.

Los objetos presentes en este tablero, que atañen a la geografía, las matemáticas y la música, están más orientados hacia la práctica de estas artes o técnicas que hacia su teoría.

Holbein explotará este tema en otras dos obras, como mínimo: en un retablo que se encuentra actualmente en la National Gallery of Scotland y en la portada de la biblia de Coverdale publicada en 1535.

En este tablero, se hallan dispuestos sobre una alfombra varios instrumentos astronómicos o de medición del tiempo.

Se distingue la constelación del cisne, anotada como GALACIA, quizá como alusión al nombre en latín de Francia, GALLIA.

Y como revela una atenta observación del dibujo en la esfera, en lugar de un cisne hay un gallo que ataca a un buitre; se puede proponer entonces una especie de alegoría celeste: el gallo galo —Francia— ataca a sus enemigos y los hace huir.

Sin embargo, se trata de un valor muy próximo a la latitud de Roma (41° 52'), que alude a los desacuerdos políticos y religioso entre la corte inglesa y la Santa Sede.

Nótese también que hohle bein significa en alemán «hueso hueco»; el cráneo podría entonces ser una referencia al nombre del artista, una especie de firma.

El crucifijo, medio escondido, en una posición intermedia entre lo que hay delante de la cortina, el mundo de los hombres, y lo que se esconde a su mirada, lo desconocido detrás del telón, simboliza la posición del Cristo intermediario entre aquí abajo y el más allá.

Por otra parte, algunos ven en este cuadro la imposible representación de Dios.

Se pone la cuchara en la parte superior del hueso, a la derecha.

El dorso de la cuchara debe apuntar hacia la izquierda y ponerse perpendicular a la imagen del cuadro.

Si se tiene una versión impresa de la pintura, puede dirigirse la mirada en el plano formado por la hoja y corregir la perspectiva.

El tablero inferior (detalle del cuadro).
Himnario (detalle del cuadro).
El tablero superior (detalle del cuadro).
Detalle del reloj de sol con forma de poliedro .
El cráneo, visto en anamorfosis (detalle del cuadro).
Uso de una cuchara para corregir la deformación (detalle del cuadro).