Los Amarillos

Fue denominado así por Salvador Debenedetti, quien lo descubrió durante una expedición patrocinada por la Universidad de Buenos Aires en el verano entre 1918 y 1919.La aldea se construyó durante el siglo X, a inicios del Periodo Tardío.El cobre era extraído de yacimientos cercanos y el estaño era suministrado por caravanas mercantes procedentes del Altiplano.Lejos de estar reservado para alguna élite, como sí ocurrió con el oro, el trabajo y uso del bronce fueron comunes entre los pobladores corrientes.Adicionalmente, se efectuaban otras actividades como la textilería, la preparación de alimentos y tallados con rocas como la obsidiana.El Imperio incaico otorgaba el metal para ser trabajado, ya procesado, cesando la explotación nativa de cobre.Sin embargo, los productos finales nunca permanecían allí, ya solían ser transportados al Cusco en calidad de tributo.Fue remodelado por los incas, convirtiéndose en una residencia conformada por un grupo de recintos y habitaciones en torno a un patio.La tenencia de los bienes metálicos producidos aquí era tan restringida que ni los mismos administradores incaicos apostados podían acceder a ellos.A diferencia del sector central, se han hallado varios elementos metálicos fabricados y terminados localmente.Tras su toma, los lugareños continuaron trabajando y fabricando con el metal, pero esta vez bajo la administración inca.Hasta donde las evidencias actuales permiten deducir, los infantes eran alimentados con una papilla de maíz y leche materna.Sin embargo, la injerencia humana en el lugar no ha sido tan fuerte como en otros sitios arqueológicos.
Cerro Pollera de la Coya visto desde la quebrada