En 1816, Fernando VII encargó al arquitecto Carlos Isidro González Velázquez que restaurara el palacio.
Treinta años más tarde, la reina Isabel II cedió al Estado toda la propiedad de La Moncloa, que pasó a depender del Ministerio de Fomento.
El palacio volvió a ser restaurado por Joaquín Ezquerra del Bayo en 1929, siendo reinaugurado como un museo.
[2] Durante la Guerra Civil el antiguo palacete de La Moncloa fue destruido casi por completo.
El cambio se produjo, fundamentalmente, y dada la apartada ubicación del palacete, alejado del centro de Madrid, por motivos de seguridad, ante la preocupación de que se produjera un atentado contra el joven presidente, recién designado por el rey Juan Carlos I.
[6] La decoración de la residencia presidencial ha cambiado con el paso del tiempo, pero se mantienen ciertos elementos de la decoración neoclásica que tuvo en origen, sustancialmente rehecha en la posguerra.
El palacio se halla situado junto a la Ciudad Universitaria de Madrid.
Se rodea por una serie de edificios vinculados a la Presidencia del Gobierno.
La distribución botánica y el sembrado de estos últimos data de tiempos del rey Carlos III, y están atribuidos a Francisco Antonio Zea, que fue director del Real Jardín Botánico.
Más tarde fueron rehabilitados por el paisajista Javier Winthuysen, que dio realce a las fuentes y esculturas decorativas.