[1] Tales reglas, interpretadas y expandidas a lo largo de los siglos, determinan con precisión qué alimentos se consideran puros, es decir, cuáles cumplen con los preceptos de la religión y cuáles no son kasher (estos últimos se llaman, en hebreo: טְרֵפָה, (trefá).
La Torá permite el consumo de los animales terrestres que tienen pezuñas hendidas y rumian (estas dos características deben darse al mismo tiempo).
Por lo tanto el consumo de las langostas, gambas, camarones, ostras, cangrejos, tiburón y bagre está prohibido.
También debe considerarse que la miel es explícitamente mencionada varias veces en la Torá como un producto noble, formando parte incluso del nombre poético dado varias veces a Israel: "tierra que mana leche y miel".
[cita requerida] Las reglas del kashrut establecen también que los animales permitidos deben ser sacrificados de cierta manera para ser consumibles.
Los animales que han muerto por causas naturales, con enfermedades o defectos en sus órganos internos, están prohibidos.
La prohibición se extiende a otros alimentos: una mancha de sangre en un huevo lo convierte en no kasher o taref.
Esta afirmación se extiende a la idea que los lácteos y los cárnicos provenientes de mamíferos no deben ser consumidos juntos, aunque las fuentes rabínicas han extendido la prohibición también hacia los lácteos y las aves.
Salvo en el caso de que el lácteo sea del tipo untuoso y deje residuos en los dientes.
[4] La carne para ser considerada kasher no debe contener sangre, por lo cual pasa por un proceso de salado, bendecido y lavado para ser apta para el uso.
Hoy en día la carne kasher se vende mayormente con el proceso de salado bendecido hecho.