Combatió a las órdenes de los coroneles Domingo Arévalo, Sáez, Rauch y Sayós.
Regresó a Buenos Aires en noviembre de 1828, y colaboró con el general Juan Lavalle en su revolución contra el gobernador Manuel Dorrego.
Fue nombrado edecán del general usurpador, y a sus órdenes combatió en la batalla de Navarro.
Se presentó al vencedor, general Urquiza, que lo reconoció con el grado de coronel y lo envió nuevamente a Bolivia, para ser allí su embajador.
Durante el resto de la década, fue un personaje destacado del partido mitrista, dirigido por la familia Posse.