Antonio Huachaca

[3]​[n 1]​ Su pueblo era llamado oficialmente San José de Santillana por los españoles, aunque la comarca era conocida en quechua como Iquicha.[4]​ Capturó Huanta y declaró la abolición del Estado republicano, por lo que Huachaca desde su castillo, sus tribunales y sus cabildos administraba el poder nombrando a sus delegados o alcaldes, así como organizando diezmeros[5]​ que recaudaban fondos para la causa de Su Majestad Católica.[7]​ Huachaca nació en San José de Iquicha a finales del siglo XVIII, en alguna fecha desconocida.Es probable que mientras aún era un niño fuese ejecutado el Inca Túpac Amaru II en 1781.[8]​ Los iquichanos habían destacado como guerreros, combatiendo contra los rebeldes cuzqueños del Inca.[15]​ Gracias a la experiencia militar ganada se volvió un experto jinete y un hábil estratega, lo que demostrará en el futuro a pesar de la falta de medios materiales con los que contaba.En recompensa por su lealtad, el rey ordenó la entrega a los iquichanos de un escudo propio para su comunidad.Muchas partidas independentistas habían conseguido cercar Lima mientras José de San Martín (1778-1850) ocupaba Huara e Ica.[17]​ Empezaban a iniciarse una serie de operaciones militares coordinadas entre soldados y montoneros muy exitosas.Los primeros grupos de irregulares habían surgido en cuanto San Martín desembarco en 1820.Durante 1823, mientras empezaba el avance bastante devastador del Ejército Unido Libertador del Perú, en numerosas ciudades (Tarma, Huancavelica, Acobamba, Palcamayo, Chupaca, Sicaya, etc.) y pueblos de la Sierra central peruana se organizaron unidades de irregulares que empezaron a actuar como guerrilleros, informantes y hasta refuerzos del Ejército Real, bastante menguado por la larga guerra.Por eso, para Husson la cifra más probable se encuentre entre ambas, unos 2000 a 3000 realistas.Contrariamente a lo que se podría suponer, ninguno de los líderes rebeldes eran caciques.[n 6]​ Los iquichanos estaban dirigidos por su caudillo, el «General Huachaca», y por los comandantes de las fuerzas guerrilleras, entre los que destacaban el vasco francés Nicolás Soregui, Francisco Garay, Francisco Lanche, Tadeo Chocce (tratado de excelentísimo coronel), Prudencio Huachaca (hermano del caudillo) y el presbítero Mariano Meneses, capellán del ejército iquichano.[10]​ En las alturas de Iquicha se había alzado nuevamente el estandarte monárquico.En diciembre del mismo año, Soregui y otros tres líderes son condenados a muerte.[30]​ Dos años después y ante la apelación presentada por los inculpados, la Corte Superior de Justicia del Cusco anula todas las sentencias de muerte y Soregui es desterrado por diez años junto a otros líderes.Para ello disponía de los últimos 150 soldados regulares que aun quedaban en Huamanga.En este combate cayó valientemente Prudencio Huachaca, y el sargento mayor Pedro Cárdenas, entre otros, y asimismo fue herido el capitulado Valle, que falleció pocos días después.[9]​ Poco después se produjo el último combate contra las fuerzas gubernamentales en Cano: habían transcurrido siete cruentos meses y los republicanos habían logrado “controlar” a las fuerzas indígenas.Las luchas decimonónicas se basan en el enfrentamiento de los conservadores centralistas, fuertes en Lima y en litoral norte aunque durante la vida de Gamarra contaron con importante presencia en Cuzco, frente a liberales federalistas, con presencia en las sierras del sur andino y especialmente en Arequipa aunque con muchos partidarios en Lima.[47]​ Debe mencionarse que durante las décadas siguientes a la independencia de Bolivia el comercio marítimo floreció y Cuzco fue desplazado por Arequipa como centro económico del sur peruano.El día Orbegoso salía de su refugio, en la Fortaleza del Real Felipe, y entraba victorioso en Lima.[59]​ Historiadores modernos afirman que Orbegoso deseaba establecer una relación de clientelismo con Huachaca, pero éste no quería.[30]​ Ante esta grave situación el prefecto de Ayacucho, coronel Lopera, envió de refuerzo al batallón chileno “Valdivia”, que rompió el asedio y comenzó una cruel expedición en las punas contra la “indiada”.Terminaba la resistencia iquichana, que sostuvo su caudillo, la cual dejó consignado en el documento lo siguiente:[65]​ Ahí vivirá como un bandolero hasta su muerte en 1848, siendo enterrado en la iglesia de su pueblo.