De vuelta a su ciudad natal, por su afición a la pintura se acercó al “Grupo Revolución”, el cual mantenía contactos con intelectuales capitalinos, entre ellos José Carlos Mariátegui.
En 1929, nuevamente en Lima, del Prado frecuenta las reuniones y tertulias en la Casa de José Carlos Mariátegui.
A mediados de ese mismo año es detenido allí en una redada policial y permanece un mes en los calabozos del Cuartel El Sexto.
Fue en ese año que del Prado se une al Partido Comunista Peruano (entonces aún llamado Partido Socialista Peruano) y, a instancias de Mariátegui, se traslada a la Sierra central a trabajar de minero en Morococha, donde organiza sindicatos y el I Congreso de Trabajadores Mineros y Metalúrgicos, lo cual le gana una segunda detención.
Durante la dictadura de Manuel Odría, Del Prado pasa nuevamente a la clandestinidad.
A la vez, retoma la pintura, afición que tanto había amado en su juventud.