[6] De acuerdo al escritor guatemalteco Manuel Valladares Rubio, cuando nació Manuel Estrada Cabrera, su madre lo dejó a la puerta del político, funcionario y ex hermano terciario Pedro Estrada-Monzón Rivera, a quien le atribuía la paternidad; Estrada-Monzón no reconoció al recién nacido pero, por intermedio del señor Lucas Peña, Joaquina Cabrera consiguió que Estrada Monzón le diera el apellido al niño y que le pasara alguna ayuda.
[10] Otra anécdota indica que los antiguos colaboradores cercanos al presidente referían que Joaquina Cabrera ejercía una gran influencia en su hijo;[11] Arévalo Martínez lo relata así: «Según los amigos de don Manuel, se alejó de doña Desideria [Ocampo] no sólo por [sus infidelidades], sino, sobre todo, porque doña Joaquina, muy celosa del amor de su hijo —del que nunca se separó— sembró la cizaña en el hogar doméstico.
[Un amigo] con un gesto asustado y pudibundo nos mostró que aquella era materia prohibida; pero como a pesar suyo pronunció la frase: "la madre"».
[cita requerida] Por la especial relación que el presidente tenía con su madre, Joaquina Cabrera fue objeto de especial adulación por parte de los allegados al presidente; en 1901, el escritor Felipe Estrada Paniagua la describió así para celebrar el cumpleaños del mandatario: Por su parte, El Guatemalteco —diario oficial—, publicó el decreto N.º 687, el cual decía: «[El fallecimiento] ha llenado de consternación y duelo a la sociedad guatemalteca no sólo porque las excelsas cualidades y virtudes que poseyó aquella distinguidísima matrona la hicieron por todo extremo querida y respetada sino por los vínculos sagrados que la unieron con el digno Jefe de la Nación, a quien ésta debe tantos y tan importantes servicios».
[14] Las oficinas gubernamentales estuvieron cerradas tres días y todos los gastos del funeral fueron costeados por el gobierno guatemalteco.
[26] En su honor se escribieron poemas en su memoria, tales como los Mater Admirabilis de los poetas extranjeros José Santos Chocano y Rubén Darío.