Visionario y perseverante, acumuló inversiones en tierras, cosechas, maquinarias e inmuebles, siendo el origen de toda una dinastía.
Entre los diputados con quienes se pactó estaban: Mariano Cruz, Carlos Herrera, y Manuel Arroyo.
[4] Por parte de los unionistas, los que negociaron con los diputados fueron: Tácito Molina, Manuel Cobos Batres, Demetrio Ávila y Julio Bianchi.
[4] Escritores unionistas como el propio Bianchi Smout y Rafael Arévalo Martínez aducen que el partido aceptó esta fórmula propuesta por Vidaurre, por buena fe y por desconocimiento político, dados los nefastos resultados que tuvo.
Dar la licencia, no solicitada, a Estrada Cabrera para que pudiera ausentarse del país 2.
Emitir un decreto ordenando a todas las fuerzas militares que reconocieran al nuevo gobierno como la única autoridad legitima de la República.
[4] La Asamblea Nacional Legislativa, dirigida entonces por Adrián Vidaurre, quien había sido un alto funcionario durante la mayor parte del gobierno cabrerista, declaró mentalmente incapaz al presidente para gobernar y designó a Herrera como presidente interino.
[6] Herrera fue seleccionado —a pesar de haber sido diputado a la Asamblea Nacional Legislativa por Cotzumalguapa durante todo el gobierno del presidente Estrada Cabrera— ya que tenía una reputación intachable en todo el país, por sus distinguidas cualidades personales, y por su gran fortuna (que lo hacía inmune a la tentación de saquear el erario nacional).
Sin embargo, los cabreristas que poder medio del exauditor de guerra Adrián Vidaurre contaban con el control del ejército, se organizaron en el partido demócrata y le ofrecieron la candidatura presidencial a Herrera, que la aceptó inmediatamente.
Ante esta situación, Manuel Cobos Batres promovió, y fue aceptado por la mayoría del partido tras largas horas de discusión, que se ofreciera la candidatura presidencial del partido unionista a Herrera sin más dilaciones.
Había heredado un desorden fiscal, monetario y bancario, con inflación galopante; se opuso a ratificar varios contratos con compañías norteamericanas que había firmado Estrada Cabrera y que Herrera consideraba lesivos para el país.
[b] Entre estos contratos se encontraban: Tras la caída de Estrada Cabrera hubo interesantes reflexiones políticas generadas a partir de la experiencia vivida y la forma como se podía evitar una nueva tiranía.
La discusión giró, entre otros, alrededor del Estado nacional y su construcción; la ciudadanía, qué se entendía por ella y cómo se formaba; la necesidad de contar con mecanismos para regular la estadía de un gobernante en su puesto.
De manera directa o indirecta, todos estos temas terminaron apuntando hacia la educación, la cual se veía como la panacea.
Quienes estaban a favor de los analfabetas, argumentaron nociones modernas como democracia, ciudadanía y soberanía: la solicitud implicaba que una abrumadora mayoría de la población solo podría tener obligaciones pero le estaban vedados los derechos y la ciudadanía tenía que suponer a ambos en la misma medida.
Junto a este principio básico, se buscaba también elevar el nivel educativo y fortalecer la instrucción cívica.
Concederles gratuitamente el uso del edificio que ocupa actualmente la Escuela Nacional de Niñas «Manuel Cabral» situado en la 10a.
Esta constitución federal adolecía de varios defectos: Si bien esta pacto nunca funcionó si resultó en la aprobación internacional del gobierno de facto del general José María Orellana, pues los Estados Unidos utilizaron a la constitución como excusa legal aduciendo que preferían un estado estable y soberano dentro de la federación a tener que empezar con un nuevo proyecto centroamericano.