Joaquín Turina

Manuel de Falla, Isaac Albéniz y él compusieron las obras más importantes del impresionismo en España.

Con tan solo cuatro años improvisaba virtuosamente en el acordeón que le había regalado una de sus criadas.

Con estas palabras mostraba su afecto a su profesor: «Tenía un talento superior al de Eslava».

O también: Turina se inició como profesional en la música mediante un quinteto con piano que había formado con un grupo de amigos.

Esta vez experimentó con la composición para teclado y conjuntos de cámara.

El gran interés que sentía por la música clásica le impulsó a crear con quince años su primera ópera, La Sulamita, basada en un libro de Pedro Balgañón.

Turina empezó estudios de medicina, pero decidió retirarse y dedicarse profesionalmente a la música con su maestro, ya mencionado, García Torres.

Los conciertos orquestales eran los que más apasionaban al compositor, incluso por encima de la ópera y la zarzuela.

En Madrid no impartió clases de composición, pero sí que perfeccionó su nivel pianístico.

Joaquín Nin, un buen amigo suyo y gran conocedor de la vida musical parisina, le aconseja que imparta clases con el maestro alemán Moritz Moszkowski.

Tuvo muy buena acogida y al cabo de una semana, en la misma sala, estrena su Quinteto en sol menor con el Cuarteto Parent.

En 1908 contrae matrimonio con Obdulia Garzón y dos años después nace el primero de sus cinco hijos.

En 1912 escribe una de sus obras más significativas, el poema sinfónico La Procesión del Rocío , estrenada un año después en Madrid y de la que el propio autor realizaría una reducción para piano.

11, con libreto del matrimonio formado por Gregorio Martínez Sierra y María de la O Lejárraga, que serían sus colaboradores habituales en las obras teatrales Navidad (1916), La adúltera penitente (1917) y Jardín de Oriente (1923).

Lo contrataron como maestro concertador en el Teatro Real en las mismas fechas que, como compositor, estrenaba las Danzas fantásticas, la Sinfonía sevillana, Sanlúcar de Barrameda, Jardín de Oriente, La oración del torero y el Trío n.º 1.

[11]​ Los ritmos empleados por Turina en sus composiciones provienen, en su mayor parte, de la tradición andaluza, flamenca o gitana.

Esta escala ascendente y descendente, partiendo del modo frigio de mi y con dichas alteraciones entre paréntesis, constaría de las siguientes notas: mi fa sol ( sol # ) la ( si b ) si do re ( re # ) mi re do si ( si b ) la ( sol # ) sol fa mi En los desarrollos melódicos, Turina tiende a reposar sobre el I y el V grado de la gama andaluza.

Sin embargo, estos presentan también una clara tendencia a aumentar progresivamente en los frenazos sincopados que cierran las clásicas estelas de semicorcheas.

Las influencias en el plano armónico de Turina no solo se limitan al ámbito andaluz o español, sino que también abarcan el Impresionismo francés y los conocimientos adquiridos en la Schola Cantorum de París.

Del Impresionismo cabe destacar las notas añadidas o las apoyaturas sin resolución para aportar al acorde un color determinado.

Junto a Manuel de Falla, Julio Gómez García, Óscar Esplá, Conrado del Campo fue el creador del sinfonismo contemporáneo español que partió de las bases sentadas por Isaac Albéniz.

La obra compositiva de Turina fue extensa, cultivando en ella distintos géneros musicales.

En el Teatro de la Zarzuela , los cantantes y la orquesta dedican una ovación
a Turina y a Martínez Sierra al final del segundo acto del estreno de Margot .
Portada del libreto de Margot