Durante sus años en Viena (1979-1992), Sotelo trabaja, crea (... et l'avare silence (1988), entre otras composiciones) y participa, junto con Beat Furrer, en la fundación de la Société de l'Art acoustique, más tarde conocida como Klangforum Wien.
Este grupo debe ser considerado una suerte de conjunto 'fetiche' para Sotelo por dos razones: en primer lugar, por la relación personal que une al compositor con Furrer y el resto de integrantes del conjunto; en segundo lugar, por su continua e íntima colaboración artística, que ha llevado a Sotelo a construir numerosas piezas, desde su Trio Basso – a R.H.R.
El compositor también estudia en Viena electroacústica con Dieter Kaufmann y Dirección con Karl Österreicher.
Aunque sin duda, un hito biográfico para Sotelo es su contacto -también durante estos años en Viena- con el músico italiano Luigi Nono, creador que ejerce una intensa influencia en su pensamiento musical, de manera más acentuada hoy que entonces si cabe.
A finales de los años ochenta, Sotelo también conoció al poeta José Ángel Valente -figura inevitable para comprender su catálogo[1] entre 1994 y 2000.
Es reconocido institucionalmente en España con Premios como el Nacional de Música (2001) y concluye varias piezas fundamentales en su catálogo: Wall of light (2003-2007) -dedicada a la obra del pintor abstracto Sean Scully-, Sonetos del amor oscuro.
Asimismo, ha sido compositor en residencia en el Wissenschaftskolleg zu Berlin (2011-2012) –precisamente la institución en la que conoció a Luigi Nono al final de los años ochenta-.
Diálogo del amargo (1998), en la que aparece la poesía de Federico García Lorca —también utilizada por el propio Nono en Epitaffi per Federico Garcia Lorca I-III (1951-1953) y el ballet Der rote Mantel (1955)— o Cripta.
También hacia el final de los años ochenta, Sotelo entre en contacto con José Ángel Valente, al que no conocerá en persona hasta 1992.
[2] Como ocurrió con Valente, el compositor encuentra un pensamiento artístico muy cercano en la obra plástica y teórica del pintor Sean Scully (Dublín, 1945), al que conoció en Sevilla en 1997, durante el II Festival Internacional de las Artes Sibila.
[4] Todas estas influencias artísticas y poéticas deben ser entendidas como claves estéticas para analizar la forma en que Sotelo observa su propio proceso de creación pero también como referencias conceptuales, textuales y visuales que deben tenerse en cuenta para la escucha de su música, puesto que también forman parte de sus partituras, aunque no aparezcan escritas en ellas.
Desde 1993, Mauricio Sotelo ha escrito un gran número de piezas en las que el Flamenco alcanza una sólida presencia.
Como dirá muchos años después, la guitarra se encuentra íntimamente ligada al flamenco, con todo el imaginario simbólico y artístico que comporta.
La segunda respuesta está relacionada con el pensamiento musical y el proceso creativo propios del flamenco; rasgos que dan solución a la mayor parte de las inquietudes compositivas de Sotelo.
La cuestión para él, por tanto, es ir más allá del tópico, eliminar las fronteras entre distintos géneros y construir un universo musical en el que sea posible crear una nueva tradición, una nueva forma de flamenco contemporáneo.
A partir de este material, establece toda una paleta sonora con la que componer cada nueva pieza.
Muchos otros compositores se han sentido atraídos por el flamenco o por otras tradiciones musicales enraizadas en la memoria colectiva de una comunidad específica.
Aquí tendremos una gran arquitectura sonora cuyos pilares son las raíces del flamenco', dice el músico madrileño.