Se aplica principalmente en mecanismos eléctricos, máquinas industriales, generación y transformación de energía.
Los teléfonos transmiten información de un lugar a otro, y convierten la energía mecánica originada por ondas sonoras en señales eléctricas y reconvirtiendo estas señales eléctricas en ondas sonoras para su recepción.
La energía es recibida o suministrada por estas partes dependiendo de la naturaleza y aplicación del equipo particular.
A finales del siglo XVII Otto von Guericke logró establecer que existían varios tipos de electricidad; en el siglo XVIII se idearon: el electroscopio en 1705, la botella de Leyden (condensador experimental) en 1745 y el pararrayos en 1752.
Michael Faraday definió la inducción electromagnética con un sencillo experimento mediante el cual descubrió que una corriente puede inducirse en un alambre con solo moverlo sobre un campo magnético (1831).
Con base en este principio se fabricaron los motores y dinamos eléctricos.
En consecuencia, a finales del siglo XIX el auge de la electricidad era tal que ya existían muchas ciudades y edificaciones con alumbrado público.
Paul Nipkow propuso y patentó el primer sistema electromecánico de televisión en 1885.
Durante el siglo XX, a medida que el conocimiento científico y tecnológico se multiplicaba, los campos de acción de los ingenieros se iban especializando cada vez más.