La palanca[1][2] es una máquina simple[3][4] cuya función consiste en transmitir fuerza y desplazamiento.
La única nota histórica sobre su uso se debe a Plutarco, quien en su obra Vidas paralelas (c. 100 a. C.) relata que Arquímedes, en carta al rey Hierón de Siracusa, a quien le unía gran amistad, afirmó que con una fuerza dada podía mover cualquier peso e incluso se jactó de que si existiera otra Tierra, yendo a ella podría mover esta.
Acordaron que el objeto a mover fuera un barco de la armada del rey, ya que Hierón creía que este no podría sacarse de la dársena y llevarse a dique seco sin el empleo de un gran esfuerzo y numerosos hombres.
A Arquímedes se le atribuye la primera postulación matemática formal del principio de la palanca.
En la palanca de primer género/grado, el fulcro se encuentra situado entre la potencia y la resistencia.
En la palanca de segundo género/grado, la resistencia se encuentra entre la potencia y el fulcro.
En la palanca de tercer género/grado, la potencia se encuentra entre la resistencia y el fulcro.
Esta máquina puede utilizarse para aplicaciones tan sencillas como mover una piedra con la fuerza humana.
Se pueden ver distintos usos según el medio utilizado: La palanca es un mecanismo muy utilizado en los aparatos de guerra, formando parte de mecanismos muy complejos con una o varias palancas.
Un sistema parecido es el que usan para cargar algunas escuetas o carabinas de aire comprimido.