En él se recoge que San Pedro defiende su visita a Cornelio en Cesarea y relata la su visión previa al encuentro así como la efusión del Espíritu Santo durante el encuentro.El autor del libro que contiene este capítulo es anónimo pero la tradición cristiana primitiva afirmó uniformemente que Lucas compuso este libro así como el Evangelio de Lucas.Hechos 11:12), sobre la cuestión de las 'restricciones tradicionales sobre la comunión en la mesa entre judíos y gentiles' (como el propio Pedro se refirió en Hechos 10:28), que era importante en la iglesia primitiva, tal como fue escrito por Pablo en Gálatas 2:11-14.Para comprender la reacción de la comunidad en Jerusalén, es importante recordar que el cristianismo surgió dentro del judaísmo y no se veía como una religión nueva, sino como el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento.Ante esta mentalidad, era difícil aceptar cómo podía proclamarse el Evangelio sin seguir las normas de la Ley antigua.[11] En su defensa, Pedro explica que ha actuado siguiendo la guía del Espíritu Santo y no por iniciativa propia.Esto aclara que no es necesario adherirse primero al pueblo judío mediante la circuncisión para ser parte de la Iglesia, como todos terminaron aceptando.Además de su relevancia cultural, económica y religiosa, Antioquía es la primera gran urbe donde se predica a Jesucristo.Aunque el don de la profecía tal como se manifiesta en los primeros tiempos de la Iglesia no parece repetirse en la misma forma en épocas posteriores, los carismas del Espíritu Santo siguen vigentes.Estos dones están presentes en todos los miembros del Cuerpo místico de Cristo, distribuidos según la misión y función que cada uno tiene en la Iglesia.Es probable que la profecía de Ágabo se refiera a esta situación.